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ensueño como la manera en que los brujos le dicen hasta mañana al mundo. Por supuesto que él ajustaba su descripción a mi mentalidad. Yo estoy haciendo lo mismo contigo.
En otra ocasión, don Juan me dijo:
El ensueño únicamente puede ser experimentado. Ensoñar no es tener sueños, ni tampoco es soñar despierto, ni desear, niimaginarse nada. A través del ensueño podemos percibir otros mundos, los cuales podemos ciertamente describir, pero no po¬demos describir lo que nos hace percibirlos. Sin embargo, pode-mos sentir cómo el ensueño abre esos otros reinos. Ensoñar parece ser una sensación, un proceso en nuestros cuerpos, una concien¬cia de ser en nuestras mentes.
En el transcurso de sus enseñanzas, don Juan me explicódetalladamente los principios, las razones y las prácticas del arte de ensoñar. Su instrucción fue dividida en dos partes. Una era la enseñanza de los procedimientos del ensueño, y la otra, las explicaciones puramente abstractas de estos procedimien¬tos. Su método implicaba la combinación activa de aguijonear mi curiosidad intelectual con los principios abstractos del en¬sueño, y de guiarme a buscarsoluciones prácticas en los pro¬cedimientos.
Ya he descrito todo esto tan detalladamente como me fue posible. También he descrito el medio ambiente en el que don Juan me situó para poder enseñarme sus artes. Mi interacción en este ambiente de brujos fue de especial interés para mí, ya que tuvo lugar exclusivamente en la segunda atención. Ahí interactué con diez mujeres y cinco hombres que eran losbrujos compañeros de don Juan; y con los ocho jóvenes, cuatro hom-bres y cuatro mujeres, que eran sus aprendices.
Don Juan los reunió inmediatamente después de que yo llegué a su mundo. Me explicó que ellos formaban un grupo tradicional de brujos; una copia estructural de su propia agru¬pación, y que se suponía que yo los habría de guiar. Sin em¬bargo, al tratar más conmigo, descubrió que yo noera como él esperaba. Explicó la diferencia en términos de una configura¬ción energética vista únicamente por los brujos: en lugar de tener cuatro compartimentos de energía, como él, yo tenía solamente tres. Tal configuración, la que erróneamente él había esperado fuera un defecto corregible, no me permitía de ningún modo guiar a esos ocho aprendices, o aun interactuar con ellos. La presión queesto creó fue tan intensa que don Juan se vio obligado a reunir otro grupo que fuera más semejante a mi estructura energética.
He escrito extensamente sobre esos eventos, pero nunca mencioné al segundo grupo de aprendices; don Juan no me lo permitió. Argüía que aquellas personas pertenecían exclusiva¬mente a mi campo de acción, y que el acuerdo que tenía con él era escribir sobre las acciones y lagente de su campo, no del mío.
El segundo grupo de aprendices era extremadamente com¬pacto. Consistía únicamente en tres miembros: una ensoñado¬ra, Florinda Donner; una acechadora, Taisha Abelar; y la mujer nagual, Carol Tiggs.
Estas tres personas interactuaban entre ellas y conmigo ex¬clusivamente en la segunda atención. En el mundo de la vida cotidiana no teníamos ni la menor idea los unos delos otros. Por otro lado, en términos de nuestra relación con don Juan, no había vaguedad. Él interactuó con nosotros en los dos estados de conciencia y su esfuerzo para entrenarnos fue igual en intensidad y minuciosidad. Hacia el final, cuando don Juan estaba a punto de dejar el mundo, la presión psicológica de su partida empezó a menoscabar, en nosotros cuatro, los rígidos parámetros de lasegunda atención. El resultado fue que nuestra interacción irrumpió en el mundo de los asuntos cotidianos y todos nos conocimos, aparentemente, por primera vez.
Ninguno de nosotros estaba consciente de nuestra profunda y ardua interacción en la segunda atención. Puesto que los cuatro estábamos involucrados en estudios académicos, termi¬namos más que conmocionados al descubrir que ya nos habíamos...
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