informe coquiero
"Luego caminamos y cruzamos la ciudad por las calles importantes. Las mujeres
estaban hermosas y pregunté a María si lo notaba. Me dijo que sí y queme comprendía.
Luego no hablamos más. Quería sin embargo que se quedara conmigo y le dije que
podíamos cenar juntos en el restaurante de Celeste. A ella le agradaba mucho, pero tenía
que hacer.Estábamos cerca de mi casa y le dije adiós. Me miró: "¿No quieres saber qué
tengo que hacer?" Quería de veras saberlo, pero no había pensado en ello, y era lo que
parecía reprocharme. Se echó areír ante mi aspecto cohibido y se acercó con todo el
cuerpo para ofrecerme la boca. Cené en el restaurante de Celeste. Había comenzado a
comer cuando entró una extraña mujercita que me preguntó sipodía sentarse a mi mesa.
Naturalmente que podía. Tenía ademanes bruscos y ojos brillantes en una pequeña cara
de manzana. Se quitó la chaqueta, se sentó y consultó febrilmente la lista. Llamó aCeleste y pidió inmediatamente todos los platos con voz a la vez precisa y precipitada.
Mientras esperaba los entremeses, abrió el bolso, sacó un cuadradito de papel y un lápiz,
calculó de antemanola cuenta, luego extrajo de un bolsillo la suma exacta, aumentada
con la propina, y la puso delante de sí. En ese momento le trajeron los entremeses, que devoró a toda velocidad. Mientras esperabael plato siguiente sacó además del bolso un
lápiz azul y una revista que publicaba los programas radiofónicos de la semana. Con
mucho cuidado señaló una por una casi todas las audiciones. Como larevista tenía una
docena de páginas continuó minuciosamente este trabajo durante toda la comida. Yo
había terminado ya y ella seguía señalando con la misma aplicación. Luego se levantó, sevolvió a poner la chaqueta con los mismos movimientos precisos de autómata y se
marchó. Como no tenía nada que hacer, salí también y la seguí un momento. Se había
colocado en el cordón de la acera y...
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