Informe de lectura

Delgadina, sobrenombre con el que se dirigía el viejo periodista hacia la niña virgen que conoció ante su deseo sexual por medio de Rosa Cabarcas, quien lealquilaba el servicio de acompañante en la habitación de un cutre pabellón, donde el canto del periodista acompañaba noche tras noche a Delgadina.
¿Por qué meconociste tan viejo? –La edad no es la que uno tiene sino la que uno siente– conversaciones como estas no eran para el periodista efecto de su imaginación sino unmilagro del primer amor de su vida a los 90 años.
–Estoy loco de amor, dijo–, en medio de sus alucinaciones, reflejadas en sus notas dominicales, las cuales pasaronde ser gacetillas tradicionales a cartas de amor con su propia caligrafía florentina.
El asesinato de un hombre en el pabellón de Rosa, hace que ella se ausentepor una semana esperando a que se olvide el hecho; ansioso y encantado por ver como Delgadina ha crecido, pero disgustado por los artificios y joyas que llevabaencima, rompió todas las pertenecías que habían en la habitación. Omitiendo las explicaciones de Rosa, se retira sin querer saber más de ellas.
Casilda Armería,un viejo amor, le aconseja buscar a Delgadina –morir solo es la peor desgracia, dice Casilda–. El periodista termina el día de sus 90 años tendido al costado deDelgadina, apagando la luz con el último aliento, entrelazando sus dedos para llevársela de la mano; hasta que el amanecer anuncio haber sobrevivido, radiante alver el sol entre los almendros y el buque fluvial del correo, se dio cuenta que era por fin la vida real, condenado a morir de un buen amor en una agonía feliz.