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La Historia ha sido una de las disciplinas que mayores manipulaciones ha sufrido por parte de los poderes constituidos. Durante siglos, fue la herramienta
Privilegiada de la construcción de legitimidades políticas por parte de dinastías y estados totalitarios. La tarea del Historiador se acercaba en estos casos a la del literato, puesen muchas circunstancias debía inventar genealogías y antecedentes ficticios, para mayor gloria del poder político a cuyo servicio se encontraba. Los gobernantes también requerían del Historiador una segunda tarea de menor compromiso ideológico, de un perfil más decididamente técnico: la confección de cronologías oficiales. Si en el primer caso, el Historiador era un creador de ficciones, en estesegundo momento, su tarea se confundía con la del cronista, cuya tarea no es la interpretación y explicación de los acontecimientos, sino su ordenada descripción según los usos convencionales del tiempo, vigentes en cada período. Todavía a finales del siglo XIX y en las décadas iniciales del siglo XX, la
Historia continuaba conformando “un saber clave para los estados de la moderna sociedadcapitalista” (ZemElman,1998). En Europa, la enseñanza de la Historia debía cumplir las funciones de una instrucción cívica generalizada, en Estados Unidos el vínculo de ciudadanía, y en América Latina “cuidadora de la paz y la explicación sobre las conductas de las grandes masas” (Sierra, 1989).
La Historia, maniqueamente dividida en buenos y malos, debía transmitir a los futuros ciudadanos valoresy creencias que las clases dirigentes de las democracias parlamentarias consideraban esenciales. El positivismo filosófico, convertido en visión del mundo hegemónico de las élites políticas de finales del siglo XIX, obligó a la Historia a convertirse en el campo de batalla en el cual se dirimía la lucha entre el progreso y la barbarie.
La Historia del hombre era una ininterrumpida carrerahacia un progreso
Que se pensaba ilimitado. En esta visión teleológica, se satanizaban aquellos personajes, procesos y episodios que en los siglos anteriores parecían oponerse al irremediable avance de la civilización moderna.
La enseñanza de la Historia esta íntimamente ligada a la concepción de los Historiadores de la interpretación del pasado nacional e internacional. En México, estainterpretación ha sido maquillada y manipulada por los gobernantes en complicidad con los Historiadores. “Hubo un tiempo en que la colaboración de los intelectuales con el poder rindió grandes frutos al país...” (Krauze, 1998).
Esta manipulación de la Historia para legitimar el poder, se vio reflejada en las aulas en casi todos los gobiernos de nuestro país, desde Juárez, pasando por
Díaz y en elperiodo Post-revolucionario hasta nuestros días. La Historia nacional es un panteón de héroes y benefactores de la patria, las fechas de su nacimiento, muerte y de sus “grandes actos en beneficio de la humanidad entera” (Woldenberg, 1996) decoran en fotos estilizadas los libros de texto.
Así, la Historia sirve al estado “para obtener una visión globalizada, simple, clara y viva de los aspectos másculminantes del pasado nacional e internacional”
(Russell, 1993). Es aquí donde la obra del Historiador es fundamental en la enseñanza de la Historia, el paradigma, los lentes, cómo ve y las manos con las que reconstruye el pasado son las bases de la enseñanza en las aulas. La construcción del discurso histórico es lo trascendente en el trabajo del
Historiador. Digamos que el Historiador es elposeedor de un rompecabezas cuyas
piezas va acomodando según su esquema paradigmático el hilo de la Historia. “El trabajo del Historiador es quien le da significado al hecho...” (Salazar, 1999).
Ya sea romántico, positivista, marxista, postmoderno o actual, el Historiador reconstruye la Historia. Su tarea consiste en pegar las piezas de un jarrón roto y esa nueva figura es el resultado de su...
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