Ing Industrial
Lo que nos cuenta Hubert Sauper bajo este oportunísimo título es una fábula terrorífica, más que au-daz,salvaje, que trata precisa-mente sobre la evolución y la su-pervivencia del más fuerte a costa de los menos aventajados. En Tan-zania, esa Naturaleza que dicta idén-ticas leyes para los animales y los hombres, ha servido una significativa metáfora envuelta en la ironía más despiadada. Durante los años sesen-ta, un pez exótico fue introducido en el Lago Victoria a modo de experi-mento científico apequeña escala. La perca del Nilo resultó ser un feroz depredador para las especies autóctonas, a las que no tardó en arrasar, reproduciéndose a gran velocidad y amenazando el equilibrio ecológico de las extensas aguas. Sin embargo, la exquisita carne de aquel animal abrió un nuevo filón para las empresas extranjeras, y, en la actualidad, alre-dedor de la perca gira una industria multimillonariaque abastece a algunos países de Europa y Japón, donde este pescado es de con-sumo común. La exportación del producto enlatado en tierras afri-canas genera un constante tráfico de aviones rusos, que aterrizan en un rudimentario aeropuerto sembrado de esqueletos de otras na-ves accidentadas como consecuencia de la precariedad de las ins-talaciones —suena a chiste, pero no lo es: el flujo de vehículoses-tá en manos de un semáforo de bolsillo con el que el único respon-sable de la cabina de control sustituye una radio inutilizada—. A diario, esta flota, mayoritariamente ucraniana, parte con una carga de toneladas de pescado, pero la voz del periodista, siempre fuera de campo, interroga una y otra vez sobre la misma cuestión: lo que le inquieta no es el viaje de vuelta, sino aquello que llevandentro de sus bodegas en el de ida. La respuesta pertenece también al fuera de campo, disimulada o evasiva, y no hace más que confirmar las sospechas: el comercio de la perca está ligado a la introducción de armamento, que se destina a las guerras vecinas de Sudán o El Congo. Pero, además, la cadena de la perca ha hecho florecer otro negocio residual: la presencia permanente de los pilotos ha dadosentido a la prostitución como solución de emergencia ante las pe-nosas circunstancias que atraviesa el país. Son las mujeres tanza-nesas que venden su compañía al personal aéreo por precios irriso-rios, jugándose a menudo la vida entre hombres de paso a quienes nadie pedirá explicaciones si algo va mal.
No obstante, la más atroz de las pa-radojas servidas por la globalización está aún porllegar: la perca que ali-menta cada día a dos millones de per-sonas en el exterior y engrosa las ar-cas de las multinacionales, mata lite-ralmente de hambre a los habitantes de Tanzania. La gente que vive alrede-dor del lago tiene prohibido pescar pa-ra consumo privado para no perjudicar la venta, y la industrialización ha dis-parado los precios de este pescado hasta extremos tan inalcanzables...
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