ing quimica
No importa que tan positiva pueda ser nuestra posturaacerca de los conflictos, generalmente éstos van acompañados de una buena dosis de agresividad, que abierta o veladamente amenaza nuestra estabilidad y nos provoca sentimientos de incomodidad,frustración, rechazo, enojo o miedo; lo que alimenta nuestra tendencia a rehuirlos. Aprender a considerar al conflicto como “maestro” no es algo fácil. Implica aceptar nuestra participación en el juegode poder que comúnmente surge: ¿quién tiene la razón? Y estar dispuesto a ver al “otro bando” no como algo a vencer o desaparecer, sino como algo que nos hace falta integrar.
En este mundo decambios rápidos y crecientes, necesitamos aprender a manejar el caos y la complejidad. La toma de decisiones se complica porque los puntos de vista, las diferentes creencias o marcos de referencia creandesavenencias y polarizan las posiciones. A pesar de nuestras mejores intenciones para “manejar” o “solucionar” los conflictos adecuadamente, la mayoría de las veces lo único que hacemos es sostenery defender con más fuerza nuestra manera de ver las cosas.
Nuestra visión de la realidad es siempre una interpretación. Nuestra percepción es selectiva. Filtramos y elaboramos creencias que nosayuden a ajustarnos al mundo como lo pensamos. ¿Quién puede asegurarnos que nuestra visión es la correcta o que está completa? Si a esto añadimos que buscamos consenso y que de esa manera aseguramoscierta estabilidad que necesitamos para convivir con otros, ¿quién puede afirmar que está exento de caer en una clase de ceguera colectiva? Todo aquello que se ve distinto, distante o extraño,...
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