Ingenieria
Mi esposo y yo concertamos una cena para encontrarnos con Robert y su esposa, en el transcursode esa semana. Aunque era nuestro primer encuentro social, sentimos como si todos nos hubiéramos conocido desde hacía años.
Descubrimos que teníamos infinidad de cosas en común. Cubrimos toda lagama, desde deportes y juegos, hasta restaurantes y temas socio-económicos. Hablamos del mundo en permanente transformación. Pasamos una gran cantidad de tiempo conversando sobre cómo la mayoría de losnorteamericanos tienen muy poco o nada ahorrado para su jubilación, y de la inminente quiebra de los servicios de previsión y medicina social. ¿Les será requerido a nuestros hijos pagar 75 millones dedólares para las jubilaciones de la generación post-guerra? Nos preguntamos si la gente se da cuenta de lo riesgoso que puede resultar depender de un plan de pensiones.
La principal preocupación deRobert era la creciente brecha entre los que tienen y los que no, tanto en los Estados Unidos como alrededor del mundo. Siendo un empresario auto-formado y auto-educado, quien viajó por todo el mundoreuniendo inversiones, Robert podía retirarse a los 47 años. Pero desistió de hacerlo porque comparte la misma preocupación que tengo yo respecto de mis propios hijos. El sabe que el mundo ha cambiado,pero la educación no. De acuerdo con Robert, los niños pasan años en un anticuado sistema educacional, estudiando temas que nunca utilizarán, preparándose para un mundo que ya no existe.
"El consejomás peligroso que se le puede dar hoy a un niño es, `ve al colegio, logra buenas calificaciones, y busca un empleo seguro`, le gusta decir. "Ese es un consejo antiguo, y es un consejo malo. Si...
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