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conmemorando el Bicentenario del inicio de la revolución que
encabezara en el pueblo de Dolores, diócesis de Michoacán, el cura
párroco Miguel Hidalgo y Costilla, nuestro padre de la patria. La
celebración de esta efeméride es bastante significativa y con el correrde los años ha llegado a convertirse en un pilar fundamental de nuestra
identidad nacional; así lo apreciaron desde un inicio aquellos patriotas
que en el año de 1812 conmemoraron por primera vez el aniversario
del 16 de septiembre, “día glorioso de nuestra libertad” en el pueblo
de Huichapan, en el actual estado de Hidalgo; así fue decretado por
los gobiernos insurgentes,republicanos y monárquicos del siglo XIX
y, en la práctica, así se ha transmitido de padres a hijos, de un gobierno
a otro y de generación en generación, hasta nuestros días.
Aunque hay personas que piensan que fue hasta después de
1821 cuando podemos hablar de la existencia de una nación soberana
e independiente, soy del parecer que fue durante los años de 1810 a
1818 cuando lainsurgencia sentó buena parte de las bases políticas,
ideológicas, institucionales y simbólicas en las que se fundamentó la
existencia de dicha nación. La otra parte, correspondería, desde luego,
a la influencia de la revolución liberal que tuvo lugar en España y en
todo el mundo hispánico a partir de la reunión de las Cortes
extraordinarias, primero en la isla de León y luego en la ciudad deCádiz.
La obra que hoy reseñamos es una más de las visiones acerca de
este proceso fundamental de nuestra historia y su forma de
representación es la historieta. Por su forma, quizá tenga poco de
académica, pero por su contenido y el impacto que puede generar
entre sus lectores, bien merece la pena someterla a un análisis y a una
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TTZINTZUN • Revista de Estudios Históricos
reflexión crítica. Como lo escribió muy bien Alfonso Morales Carrillo
en un breve artículo sobre la historieta mexicana, “sus raíces tocan el
cromo evangelizador de la colonia y abrevan de la viñeta costumbrista
del grabado del siglo XIX; sus ramas se asoman al arrabal, la vecindad
y el quinto patio, han traído de vuelta la crónica social, elsainete de la
calle, la picaresca del barrio…”.1 Y ahora…la historia.
Como la historieta ofrece la posibilidad de publicar imágenes en
caricatura y acomodar diálogos entre los personajes que allí aparecen,
pero también de inventar un discurso para atraer la atención de los
lectores, eso explica en parte su éxito entre el gran público. No se
trata de una obra para eruditos en lamateria, sino de una “historieta”
que tiene por objeto hacer que la gente entienda de manera sencilla
mediante el uso de un lenguaje irónico y en ocasiones en doble sentido,
la manera como la antigua Nueva España alcanzó su independencia
política.
Como se darán cuenta, los señalamientos en torno a esta obra
no provienen de un crítico del género – de eso se encargarán otras...
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