INGeniero

LA COJURA
CONTRA EL HECHICERO
Tamayo para el indianismo contemporáneo
Fernando Molina

La conjura contra el
hechicero
Tamayo para el indianismo contemporáneo

Fernando Molina

La conjura contra el hechicero
Tamayo para el indianismo contemporáneo
©Fernando Molina
Diseño: Percy Mendoza
Impresión: Editora Presencia SRL.
Editores: Ediciones Pazos Kanki
Depósito Legal: 4-1-1766-10Impreso en Bolivia
2010

La historia intelectual ha considerado a Tamayo,
tradicionalmente, como el precursor de las ideas
indigenistas bolivianas. Creación de la pedagogía
nacional, escrita en 1910, es, simultáneamente, una
crítica a la visión racionalista de la facción ilustrada
que gobernaba el país desde la Revolución Federal
de 1899, el liberalismo, y una exaltación del indio,
enquien, de todas las razas del país, Tamayo cifraba los valores profundos de la nacionalidad.
En ese momento, Pueblo enfermo, una aplicación del nacionalismo y el racismo europeos a la
problemática boliviana, debida al escritor boliviano
Alcides Arguedas, ya tenía un año de haber visto la
luz. Al mismo tiempo, los gobernantes (positivistas) del país se proponían reformar la educación, de
modoque superara la rémora de nuestra particular
“raza inferior”, la indígena, extendida por la mayor
parte del territorio, y que había que modelar de
acuerdo con los valores ilustrados y modernos de la
cultura europea.
Aquí hay que señalar un hecho peculiar. A diferencia de otras clases dirigentes de América Latina,
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la boliviana no podía proponerse la eliminación de
los indígenas, que–para dar una estadística que
tenemos a mano– en 1931 la superaban en una proporción de tres a uno.1 Tampoco había condiciones
en Bolivia para atraer una importante inmigración
extranjera. La única salida viable, entonces, era
educar al indio, que significaba algo más que instruirlo, es decir, que entregarle una dosis determinada de conocimientos. Educar al indio era incorporarlo, finalmente, a lanación, cuyo núcleo fundador estaba compuesto por los criollos y, en la primera periferia, por un cinturón de mestizos privilegiados. Una minoría activa rodeada de una masa
innumerable de “otros”, que vivían y miraban el
proceso de construcción del país no sólo desde
fuera, sino también en contra. Los liberales intuían
la inviabilidad de semejante estado de cosas, aunque no supieran expresarese convencimiento más
que de una forma paternalista y autoritaria.
Políticos prácticos como eran, encandilados además por el ideal modernizador que veían realizándose en Europa, y adherentes por lo menos en teoría a las fuerzas igualadoras y democratizadoras del
capitalismo, veían al indio como un “problema”, y
a la educación como la solución a la que, interpre1 1.586.649 indios versus426.212 blancos. Cfr. Alcides Arguedas, Pueblo
enfermo [3ª. edición de 1936], La Paz, Juventud.

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tando de forma voluntarista el proceso europeo de
desarrollo, podían aferrarse, ya que ninguna otra
estaba a su alcance.
Ésta es la descripción que hace Mariano Baptista
de ellos:
“Después de veinte años de regímenes conservadores,
los liberales aparecían como los porta-estandartes delespíritu racionalista y científico que provenía de

Europa y que había hecho, del progreso, una religión,
y de la escuela, la palanca del cambio social.”2

Un excelente ejemplo de este pensamiento lo proporciona el abogado Felipe S. Guzmán, quien fuera
parte de la comisión boliviana que en 1908 contratara en Bélgica al pedagogo Georges Rouma para
traerlo al país y encomendarle la reforma de laeducación boliviana. Miembro destacado de la clase
dirigente boliviana, político que actuaba en la órbita
liberal, llegó a ser presidente del país, por el Partido
Republicano, entre 1925 y 1926. Es para polemizar
con él que Tamayo escribe Creación de la pedagogía nacional, aunque sus críticas sean también perfectamente aplicables a Arguedas, cuyo Pueblo
enfermo Guzmán parece extrapolar una...