Ingle

o oyes ladrar los perros
Juan Rulfo
Personajes:
Ignacio
Padre
La sombra larga y negra de los hombres siguió moviéndose de arriba abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba por la orilla del arroyo. Era sola sombra, temblante
La luna venia saliendo de la tierra, como una llamarada redonda.
Padre: ya debemos estar llegando a ese pueblo, Ignacio, tú que llevaslas orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perro. Acúrdate que nos dijeron que tonaya estaba atrasito del monte.
Ignacio: si, pero no veo rastro de nada
Padre: me estoy cansando
Ignacio: bájame
El viejo se fue reculando hasta encontrarse con el paredón y se recargo allí, sin soltar la carga de sus hombros.
Padre: ¿Cómo te sientes?
Ignacio: mal
Hablaba poco cada vez menos enratos parecía dormir en ratos parecía tener frio o temblaba.
Padre: te duele mucho
Ignacio: algo – contestaba el
Ignacio: apéame aquí…déjame aquí…vete tú solo yo te alcanzare mañana o en cuanto me reponga un poco.
Enfrente de ellos una luna grande y colorada que les llenaba de luz los ojos y que estiraba y obscurecía más su sombra sobre la tierra.
Padre: no veo ya por donde voy - decía elPero nadie le contestaba
El otro iba allá arriba, todo iluminado por la luna, con su cara descolorida, sin sangre, reflejado una luz opaca y el abajo.
Padre: me oíste, Ignacio? Te digo que no veo bien
Y el otro callado
Padre: este no es ningún camino, nos dijeron que detrás del cerro estaba tonaya. Ya hemos pasado el cerro y tonaya no se ve, ni se oye ningún ruido que nos digan que estamoscerca ¿Por qué no quieres decirme que ves, tú que vez allá arriba Ignacio?
Ignacio: bájame, padre
Padre: ¿te sientes mal?
Ignacio: si
Padre: te lleva a tonaya a como dé lugar. Allí encontrare quien te cuide. Dicen que allí hay un doctor yo te llevare con él. Te he traído cargando desde hace horas y no te dejare tirado aquí para que acaben contigo quienes sean. Te llevare a tonaya
Ignacio:bájame
Su voz se hizo quedita, apenas murmurada:
Ignacio: quiero acostarme un rato
Padre: duérmete allí arriba al cabo te llevo bien agarrado
La luna iba subiendo, casi azul, sobre un cielo claro la cara del viejo, mojada en sudor se lleno de luz escondió los ojos para no mirar de frente ya que no podía agachar la cabeza agarrotada entre las manos de su hijo.
Padre: todo esto que hago, no lo hagopor usted lo hago por su difunta madre. Porque usted fue su hijo. Por eso lo hago ella me reconvendría si yo lo hubiera dejado tirado allí donde lo encontré, y no lo hubiera recogido para llevarlo a que lo curen como estoy haciéndolo, es ella la que me da ánimos, no usted. Comenzando porque a usted no le debo más que puras dificultades, puras vergüenzas.
Sudaba al hablar. Pero el viento de lanoche le secaba el sudor, y sobre el sudor seco, volvía a sudar.
Padre: me derrengare, pero llegare con usted a tonaya para que le alivien esas heridas que le han hacho y estoy seguro de que en cuanto se sienta usted bien volverá a sus malos pasos. Eso ya no me importa con tal que se vaya lejos, donde yo no vuelva a saber nada se usted. Con tal de eso… porque para mi usted ya no es mi hijo. Hemaldecido la sangre que usted tiene de mi la parte que a mi me tocaba la he maldecido he dicho que se le pudra en los riñones la sangre que yo le di lo dije desde que supe que usted andaba trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente…. Y gente buena y si no allí esta mi compadre tranquilino el que lo bautizo a usted el que le dio su nombre.
Padre: mira a ver si ya vez algo o sioyes algo tu que puedes hacerlo desde alla arriba por que yo me siento sordo
Ignacio: no veo nada
Padre: peor para ti Ignacio
Ignacio: tengo sed
Padre: ¡Aguántate! Ya debemos estar cerca lo que pasa es que ya es muy noche y han de haber apagado la luz en el pueblo pero al menos debías de oír si ladran los perros
Ignacio: dame agua
Padre: aquí no hay agua no hay más que piedras aguántate y...