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LECCIÓN NO APRENDIDA.
Juan Camilo Alvarado es uno de los protagonistas de este pequeño relato. Él ha sido mi mejor amigo desde alrededor de 10 años. Nos hemos conocido en elcolegio y desde entonces hemos compartido buenos y malos momentos.
Hace alrededor de seis años mi hermano había comprado una motocicleta la cual aprendí a utilizar prontamente aunqueno tuviese el pase de conducción. Por tanto, apenas tuve un ingreso de dinero me puse a la tarea de aprender mecánica y normas de tránsito. Luego de haber terminado el curso llaméa mi amigo de la infancia.
Aquel día nos encontramos y fuimos a Centro Chía ubicado al norte de la capital colombiana. Alrededor de las cuatro de la tarde cuando íbamos caminohacia Tocancipá y la moto rondaba una velocidad de cerca de 70 km/h nos acercamos a un puente vehicular. De repente una tracto mula de 32 llantas nos cerró enviándonos contra unostaches puntiagudos que dividían el puente y la carretera.
Por consecuencia de la velocidad no pude frenar y la moto al tocar el bache nos ha hecho caer por tierra. Juan Camilo hapodido soltarse al tocar suelo mientras yo he seguido con la moto unos cinco metros aproximadamente. La moto quedó completamente destruida.
Juan Camilo ha reaccionado rápidamente yha llamado la ambulancia. A él no le ha sucedido gran cosa. Apenas una pequeña raspadura. A mí en cambio me han tomado 12 puntos y me han pronosticado fisura de rótulo.
He tenidoun mes y medio de incapacidad pero apenas me he recuperado he seguido andando en moto.
Como moraleja a esta historia debemos considerar que nuestros actos no son los únicos queinfluyen en los resultados que tenemos en nuestras vidas. Por lo tanto hemos de dar gracias por todo aquello que nos ha sucedido y que no es resultado directo de nuestros actos.