Iniciación

Encuentros.


Las cosas no son como eran, o al menos ese es siempre el argumento que sustenta nuestras llamados a una renovada moral, más que una ética, que aterrice siempre el orden de lo mismo, de lo idéntico, es decir, un llamado, “desesperado” a la renovación de ciertos valores, tradicionales al interior de la sociedad, sin embargo este requerimiento por parte de las instituciones quedicen sostener estos valores en muchas ocasiones caen en el desierto del olvido, por no decir que siquiera se recuerdan, por lo que se antojan estériles todas estas pedimentos a regresar a nuestro pasado, a lo ya dado, es decir, a lo que fue. Y es que aquí surge un cuestionamiento acerca de aquello que se presento como “el valor tradicional”, o para subrayarlo de una manera general, lo tradicional¿De qué estamos hablando cuando hacemos referencia a lo tradicional? A aquello que supuestamente fue pero que ya no y que, al parecer, no sustenta más los constructos morales y metafísicos de una cultural puesto que el ethos del cual surge un cierto pensamiento y ejercicio ético ha cambiado radicalmente, de tal forma que la realidad, percibida como tal por una cierta generalidad , es percibida deforma nebulosa, viscosa, esa límpida transparencia de la que presumían los modernos no ha ocurrido, sino que ahora esa hambre de claridad se ha transformado en la más negra de las noches en el eclipse final de toda una civilización ¿Qué es pues lo tradicional? ¿Cómo podemos dar cabida a lo tradicional (o a la tradición) en nuestra cultura? ¿Hay alguna diferencia entre lo tradicional y la tradición?¿Cómo se produce en nuestra sociedad la introducción por parte de las nuevas generaciones a esos supuestos valores? ¿Es esa introducción aun pertinente? ¿Cómo podríamos establecer formas nuevas de estar en relación a aquello que aun somos y hacia lo que caminamos, sea esto lo sea? ¿Cómo llegar a ser lo que somos?

Y es que las figuras que nos representan y que nos han representado a lo largo deltiempo, no perduran en la esencia misma de su sustancia, sino que con el mismo correr del tiempo estas se transforman en algo que simplemente, en lo que fueron, ya no son, y aun así siguen siendo, pues desde un punto de origen, o al menos aparente, las cosas siempre son en esencia las mismas y aun así, no lo son.

¿Pero que tiene que ver todo este rodeo entorno a la transformación de latradición en función de un algo que pasa a ser otra cosa y que se mantiene la misma a pesar de siempre tan distinta? Como se subrayó, la cultura occidental, para ser más específicos, nuestra cultura, se encuentra en una encrucijada, no ya en la de ser o no ser sino más bien ¿Qué ser? Es decir, aquello en lo que nos transformaremos se encuentra en nuestras manos o este se encuentra en poder aparentementeinamovible de transformación por parte de la estructura, es decir, aquello que podemos llegar a ser está o no en nuestras manos o sólo se encuentra regidos por una inasequible ley del caos.

¿Qué ser? Esa es la pregunta final a toda la cuestión que rodea nuestra aparente modernidad, en la cual, tal como hubieron planeado los pensadores de otra época, las promesas de la ilustración debían llegar,o al menos, estar llegando a su culmen, sin embargo, la realidad se revela otra. Esta pregunta sin duda nos remite a la falta de fundamentos tanto de orden teórico como práctico, para establecer un lugar al cual asirnos y así construir una nueva especie de orden ético que para, nuevamente, de un ethos distinto y que nos lleve si no a la felicidad, si a pasar a otra, a un momento en el cual, auncuando siempre habrá problemas, estos se presenten como algo diferente.

La señalada muerte de dios, se nos presenta ahora no como una profecía, al menos tomado así en el momento en que Nietzsche elabora el concepto, sino que en estos momentos, se vivencia como una realidad ante la caída de los grandes ejercicios metafísicos que podían sustentar una moral, sino que ante instancia el hombre...