Inspiracion...

Fueron, seguramente, milésimas de segundo aquel tiempo en que mis ojos pudieron grabar a fuego lento la figura de Bella llorando ante la mujer más cruel que hube conocido en mi adolescencia.
Las gotas saladas resbalaban por la rampa de sus mejillas a una velocidad, en extremo, lenta. Aquellos lívidos y suaves labios ahora yacían temblando, impidiendo la salida de sollozos ahogados entre dolor ypánico. Y sus ojos, ya no veían más allá de Becca, no podían mirar el universo y los arcoíris, los frutos del amor ni de la naturaleza, ahora permanecían cristalizados por las lágrimas y por la fuerza de la humillación, infundida por aquella mujer que regresaba al mismo camino sucio y perdido de siempre.
Vi su rostro y me sentí perdido.
Qué fuerte era Bella, y qué débil era yo mismo, temblandopor un dolor ajeno e incapaz de enfrentar el mío propio para vencer aquellos fantasmas que tanto erraban entre las etapas de mi vida.
Sí, que fuerte era ella…
… Porque luchaba por dos corazones, aunque solo el de ella latía, mientras el otro permanecía perdido en las lejanías de los recuerdos.
—Bella—susurré— mi amor perversa…
Ella regresó sus ojos hacía mí, dos lágrimas se derramaron y corrióa refugiarse en mis brazos, con la nariz peculiar y chata entre mi camisa y los puñitos aferrados a la tela de la leva. Yo respiré tranquilo, ella me hacía fuerte a mí, porque separado de su lado no era más que un débil parásito.
—Becca, no más mierda. Quiero que te largues.
Disparé las palabras desde lo profundo de mis pulmones, con una voz ronca y agitada. Encajé los cóndilos de mi mandíbulay mis dientes chirriaron mientras Bella separaba su rostro después de haber limpiado las lágrimas.
—Él tiene razón, no es…sano que estés aquí….
Una risa crápula escapó de los labios de Becca, mientras sus dedos se retorcían como garfios y la piel de su rostro se contraía y relajaba con cada movimiento facial de sus saltones ojos.
—¿Por qué habría de irme, Edward? Hasta donde yorecuerdo—pronunció las palabras con lentitud, mientras la yema de sus dedos índice y anular se paseaban por el contorno del escritorio de madera oscura—nunca te gustó evadir problemas. Los enfrentabas con firmeza y si bien, luego corrías a esconderte tras las faldas de tu madre, siempre pusiste esa cara de imbécil que tienes para recibir tus propias bofetadas. ¿Por qué no dejas que ella reciba sus propios golpes?Al fin y al cabo, tiene que saber las consecuencias de haberse casado contigo.
Bella tembló, pero se mantuvo firme y avanzó dos pasos hasta encarar a Becca.
—Isabella—gruñí tratando de alcanzarla.
—Le diré algo, señora Callaghway—murmuró algo entorpecida por las lágrimas, con las rodillas débiles y los nudillos blancos de tanto forzarlos—no necesito que nadie mienta por él. Yo vivo lasconsecuencias de haberme casado con Edward, cada día de mi vida y las acepto. Lo amo, algo que por supuesto, usted jamás hizo ni hará, ya que no se puede blasfemar en contra de quien se ama…
—¡No he blasfemado! —Fingió escandalizarse, soltando una risita maliciosa mientras jugaba con el poste de la lámpara de suelo—Te he dicho una verdad inexorable e inquebrantable en su vida. Edward es un a….
—¡Yo séquién demonios es! —Gimió Bella mientras el dolor regresaba a su rostro, manchando su piel nívea con lágrimas y quebrando su voz con variaciones—No podría amarlo, de ser lo contrario. Sé sus errores, sus fallas, sus mentiras y sus aciertos...
—No sabes su historia, querida—Como si fuera un gato montés, Becca acercó sus garras al cuello de Bella y no pude pensarlo dos veces antes de arrancar su manolejos del cuerpo de mi esposa.
— ¡Deja la mierda! —Gruñí tomando la cintura de mi mujer entre mis manos y acercándola a mi cuerpo, dispuesto a no dejarla escapar—Lárgate, ahora. No voy a darte segundas oportunidades, si me sigues jodiendo la vida, todo mundo sabrá el tipo de mujer que eres.
Becca se rió, pero tomó su bolso verde y encapuchó sus hombros y su cabello con esa gabardina color...