Inteligencia emocional por daniel goleman
Introducción
A medida que el tiempo avanza la evolución a dado paso a una nueva visión de la
concepción humana, una visión más integral, abarcando de una manera holística todos los componentes de la naturaleza humana, reivindicando el papel que juegan las emociones en el desarrollo del potencial de todo ser humano. En este trabajo se pretende demostrar que la “inteligencia” no abarca solo una forma especifica, como se establece en el paradigma tradicional, coeficiente intelectual (CI), sino que abarca todo un abanico de posibilidades en las cuales el hombre puede apoyarse para poder desarrollar sus capacidades, lo cual explica que personas con un elevado CI, no logren alcanzar la posibles metas que se plantean o en el ámbito laboral, a modo de ejemplo, que las personas con un CI mayor estén a cargo de personas con CI menor. La inteligencia emocional plantea la nueva visión de ver y enfrentar el mundo, o mejor dicho, los altos y bajos que la vida nos depara, tomando en cuenta los sentimientos, desarrollando capacidades como el autocontrol, la motivación, la autoconciencia, entre otras más que se mencionarán. La complejidad del mundo actual, en donde, el ser humano es actor fundamental del desarrollo hace que la inteligencia emocional sea una herramienta indispensable para el buen curso de la vida, desde una relación de parejas hasta decisiones importantes dentro de una organización. En este trabajo se pretende ahondar en los aspectos más fundamentales de la inteligencia emocional, explicando las reacciones fisiológicas de nuestro cuerpo ante una emoción determinada o como influyen estas en el curso de nuestra vida.
Parte 1. El cerebro emocional
A lo largo de los años de la evolución de la vida, todas las estructuras físicas de los animales han cambiado. La evolución de las especies han traído consigo diferentes transformaciones en las estructuras de todos los animales, desde que se empezó con los reptiles, dinosaurios, monos, hasta llegar a los seres humanos. El ser humano no puede evitar provenir de unos seres menos desarrollados y eso conlleva que aún mantiene estructuras cerebrales que lo delatan, como es toda la estructura de lo que algunos denominan cerebro reptiliano. A partir de él se fue desarrollando el sistema límbico y el neocórtex millones de años después. Esa estructura más antigua del cerebro es donde se desarrollan los elementos más básicos del comportamiento , en el que se procesan las acciones primarias, como el hambre, etc. Es notable que el hecho de que el sentido del olfato sea el que más tiempo mantengamos en nuestra memoria, radica en que es la parte más primitiva del cerebro y la que, en sus orígenes, indicaba lo esencial para la supervivencia, lo que se comía o lo que te podía comer. El sistema límbico es el que desarrolla todo lo relacionado con las emociones, el amor, miedo, etc, y la generación de acciones inmediatas ante las situaciones que las provocan, correr, atacar. Llegados a este punto, nos encontramos con dos principales estructuras que tienen una importancia vital en el campo emocional, estos son la amígdala y el hipocampo. La amígdala es la encargada de reconocer las cargas emocionales, esto es, de reconocer el afecto, el odio, y demás emociones. A su vez, también es la que se encarga de que segreguen hormonas como la noradrenalina, la cual nos pone alerta en situaciones de peligro. Por otro lado, hemos nombrado el hipocampo, que es el que se encarga, vamos a decir, de la memoria emocional, el encargado de saber si reconocemos lo que estamos ...
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