Inteligencia Emocional
INTELIGENCIA EMOCIONAL
EL DESAFÍO DE ARISTÓTELES
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momentooportuno. Con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
Era una asfixiante tarde de agosto en la ciudad de Nueva York. Uno de esos días que hacen que la gentese sienta nerviosa y malhumorada. En el camino de regreso a mi hotel, tomé un autobús en la avenida Madison y, apenas subí al vehículo, me impresionó la cálida bienvenida del conductor. Pero, aunquetodos los pasajeros eran recibidos con idéntica amabilidad, el sofocante clima del día parecía afectarles hasta el punto de que muy pocos le devolvían el saludo. A medida que el autobús pasaba através del laberinto urbano, El conductor inició, en voz alta, un diálogo consigo mismo, dirigido a todos los viajeros, La evidente satisfacción que le producía hablarnos de las múltiples alternativas queofrecía la ciudad era contagiosa, y cada vez que un pasajero llegaba al final de su trayecto y descendía del vehículo, parecía haberse sacudido de encima el halo de irritación con el que subiera y,cuando el conductor le despedía con un «¡Hasta la vista! ¡Que tenga un buen día!», todos respondían con una abierta sonrisa. La ciencia psicológica sabía muy poco si es que sabía algo sobre losmecanismos de la emoción.
Este aporte de datos neurobiológicos nos permite comprender con mayor claridad que nunca la manera en que los centros emocionales del cerebro nos incitan a la rabia o al llanto, elmodo en que sus regiones más arcaicas nos arrastran a la guerra o al amor y la forma en que podemos canalizarlas hacia el bien o hacia el mal. Esta comprensión desconocida hasta hace muy poco de laactividad emocional y de sus deficiencias pone a nuestro alcance nuevas soluciones para remediar la crisis emocional colectiva.
El CI (CI: coeficiente o cociente intelectual) es un dato genético...
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