Inteligencia Emocional

Páginas: 9 (2142 palabras) Publicado: 14 de mayo de 2012
 
 Daniel Goleman Inteligencia Emocional
independientemente un determinado tipo de información. Así, mientras que el hipocampo recupera datospuros, la amígdala determina si esa información posee una carga emocional. Pero la amígdala del niñosuele madurar mucho más rápidamente.LeDoux ha estudiado el papel desempeñado por la
amígdala
en la infancia y ha llegado a unaconclusión que parecerespaldar uno de los principios fundamentales del pensamiento psicoanalítico, esdecir, que la interacción —los encuentros y desencuentros— entre el niño y sus cuidadores durante losprimeros años de vida constituye un auténtico aprendizaje emocional. En opinión de LeDoux, esteaprendizaje emocional es tan poderoso y resulta tan difícil de comprender para el adulto porque estágrabado en la amígdala con laimpronta tosca y no verbal propia de la vida emocional. Estas primeraslecciones emocionales se impartieron en un tiempo en el que el niño todavía carecía de palabras y, enconsecuencia, cuando se reactiva el correspondiente recuerdo emocional en la vida adulta, no existenpensamientos articulados sobre la respuesta que debemos tomar. El motivo que explica el desconcierto antenuestros propiosestallidos emocionales es que suelen datar de un período tan temprano que las cosas nosdesconcertaban y ni siquiera disponíamos de palabras para comprender lo que sucedía. Nuestrossentimientos tal vez sean caóticos, pero las palabras con las que nos referimos a esos recuerdos no lo son.
CUANDO LAS EMOCIONES SON RÁPIDAS Y TOSCAS 
Serían las tres de la mañana cuando un ruido estrepitoso procedente de unrincón de mi dormitoriome despertó bruscamente, como si el techo se estuviera desmoronando y todo el contenido de la buhardillacayera al suelo. Inmediatamente salté de la cama y salí de la habitación, pero después de mirarcuidadosamente descubrí que lo único que se había caído era la pila de cajas que mi esposa habíaamontonado en la esquina el día anterior para ordenar el armario. Nada había caídode la buhardilla; dehecho, ni siquiera había buhardilla. El techo estaba intacto.., y yo también lo estaba.Ese salto de la cama medio dormido —que realmente podría haberme salvado la vida en el caso deque el techo ciertamente se hubiera desplomado— ilustra a la perfección el poder de la
amígdala
paraimpulsamos a la acción en caso de peligro antes de que el neocórtex tenga tiempo para registrarsiquiera loque ha ocurrido. En circunstancias así, el atajo que va desde el ojo —o el oído— hasta el tálamo y laamígdala resulta crucial porque nos proporciona un tiempo precioso cuando la proximidad del peligro exigede nosotros una respuesta inmediata. Pero el circuito que conecta el tálamo con la amígdala sólo seencarga de transmitir una pequeña fracción de los mensajes sensoriales y la mayorparte de la informacióncircula por la vía principal hasta el neocórtex. Por esto, lo que la amígdala registra a través de esta víarápida es, en el mejor de los casos, una señal muy tosca, la estrictamente necesaria para activar la señal dealarma. Como dice LeDoux: «
Basta con saber que algo puede resultar peligroso 
». Esa vía directa supone unahorro valiosísimo en términos de tiempo cerebral(que, recordémoslo, se mide en milésimas de segundo).La amígdala de una rata, por ejemplo, puede responder a una determinada percepción en apenas docemilisegundos mientras que el camino que conduce desde el tálamo hasta el neocórtex y la amígdalarequiere el doble de tiempo. (En los seres humanos todavía no se ha llevado a cabo esta medición pero, encualquiera de los casos, la proporción existenteentre ambas vías sería aproximadamente la misma.)La importancia evolutiva de esta ruta directa debe haber sido extraordinaria, al ofrecer una respuestarápida que permitió ganar unos milisegundos críticos ante las situaciones peligrosas. Y es muy probable queesos milisegundos salvaran literalmente la vida de muchos de nuestros antepasados porque esaconfiguración ha terminado quedando impresa en el...
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