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De todas formas, másallá de una interdisciplinaridad de fondo en la que se realiza la investigación antropológica y que extiende cada vez más el horizonte teórico-conceptual-metodológico-temático de la disciplina, y más allá de la nueva sensibilidad con que se aceptan las aportaciones y sugerencias de las disciplinas afines, se va formando un ámbito teórico y una base epistemológica que cada vez más caracteriza a laantropología cultural como ciencia sintáctica de las ciencias sociales básicas. La antropología cultural, en efecto, aunque sea una ciencia empírica y deje a otras perspectivas disciplinares (como, p.ej., a la filosofía y la teología) tareas de síntesis globales sobre el hombre, en su autonomía y específica situación teórico-metodológica se presta a ser perspectiva unificadora y lugar de síntesis.La antropología cultural, privilegiando siempre la idea de totalidad (Firth), está en condiciones de recoger e iluminar los significados de conjunto de las ciencias humanas.
Que esta función sintáctica propia de la antropología cultural, además de una tendencia comprobable es también una exigencia, e incluso una tarea urgente, lo evidencia, por una parte, lo insostenible de una excesivafragmentación y especialización típicas de las ciencias del hombre, que corren el riesgo de romper la concreción unitaria y global del anthropos; y, por otra, la necesidad -y la capacidad propia de la antropología cultural- de dosificar eficazmente exigencia teórica e investigación empírica, frecuentemente opuestas o escasamente conjugadas en la progresiva afirmación e imposición de un estatutotendencialmente reduccionista de las ciencias humanas (nótense los "ismos" típicos de algunas orientaciones disciplinares: sociologismo, psicologismo).
No se puede, sin embargo, negar que esta tendencia y esta nueva tarea conducen a repensar tanto el pasado como el presente de la disciplina y exigen una reelaboración críticoconceptual y una nueva discusión de los ámbitos, del objeto y de los finestradicionales de la antropología. Se impone la necesidad obvia de orientaciones en la investigación y formulaciones teóricas menos recelosas que en el pasado respecto de una consideración del hombre que no sea simple e irreductiblemente inductiva y empírica. Si no se puede negar que tal consideración empírico-inductiva de la investigación antropológica ha acumulado ya cantidad de datos preciosos eirrenunciables (a los que habrá que volver continuamente y que necesitarán un continuo replanteamiento hermenéutico, a menos que no se quiera volver a caer en análisis abstractos, racionalistas y etnocéntricos de los fenómenos culturales), se hace también evidente el amplio horizonte en que puede moverse la antropología hoy sin renunciar a su pasado. Aprendida la lección sobre la relatividad de lasculturas, enriquecida con el notable bagaje de conocimientos estructurados, protegida con planteamientos teóricos e instrumentos conceptuales cada vez más refinados, la antropología cultural puede abrirse -quizá tenga que hacerlo- a lo nuevo para no renegar de sí misma. Por otra parte, está claro que el interés antropológico no puede limitarse, ni puede tender únicamente a una conservación estática y...
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