interculturalidad factores multiples


AMNESIA

Diagnosticaron tensión emocional, pero un quiste oprimía sus nervios
Desapareció y cuando lo hallaron contó una historia que le había pasado hace 11 años.
Washington. The New York Times. Especial para Clarín.
Hace apenas un año, Terry Dibert, gerente de negocios del distrito escolar de Bedford (Filadelfia), se levantó de su escritorio y se desvaneció en su pasado. Parece elprimer párrafo de un libro de suspenso. Pero para Dibert -quien dejó su computadora funcionando y su saco en el respaldo de la silla- fue literalmente cierto.Reapareció seis días después y a 1.300 kilómetros. Policías de Daytona Beach, Florida, lo hallaron el 6 de julio vagando por la ruta interestatal 95, en medio del humo de incendios forestales que habían obligado a evacuar la zona.Dibert seidentificó como un sargento de 23 años, que trataba de reunirse con su unidad del ejército en Fort Bragg. Le preocupaba separarse de su esposa, embarazada de su primer hijo. Lo que decía era correcto, pero estaba atrasado en 11 años: la unidad había sido disuelta 10 años antes.Para los neurólogos, la amnesia es una condición fascinante, aunque relativamente familiar . Pero el caso de Dibert era otro.Confundir el presente con el pasado no es habitual en la mayoría de los desórdenes de la memoria. En general, los amnésicos pueden registrar el presente, dice Scott Small, del Centro Médico Presbiteriano de Nueva York.Un neurólogo no habría diagnosticado un mal cerebral, sino una tensión emocional excesiva. Aquel verano de incendios, todos sufrían de tensiones emocionales en Daytona Beach, así que lapolicía lo llevó al lugar lógico: un hospital psiquiátrico.Regreso al presenteDibert llegó a mencionar que su familia vivía en Bedford. Y el 8 de julio, una enfermera localizó a su esposa. Cuando Julie Dibert llegó al hospital, su marido la reconoció de inmediato, pero tuvo problemas para recordar su nombre. Preguntó cómo estaba Bunky, el apodo del hijo o hija que esperaban tener 11 años antes.Sele informó que su marido padecía de una forma extrema de tensión mental. Estuvo de acuerdo: se había quejado de grandes presiones en su trabajo y de infrecuentes dolores de cabeza. Recién cuando fue derivado a su hospital local en Altoona -donde no reconoció a sus tres hijos-, fue surgiendo el diagnóstico definitivo.Dibert no tenía antecedentes de enfermedades mentales, y la gente normal, auntensionada, no pierde de golpe su rumbo y lugar en el tiempo. Los médicos de Altoona pensaron que Dibert podría haber sufrido una lesión en la cabeza durante sus vagabundeos, y pidieron una tomografía.El paciente ya había regresado lo suficiente a la realidad como para estar asustado y confuso. Cuanto más hablaba con gente acerca de su vida desde 1987, más podía recordar, pero con esfuerzo. Las cincoo seis semanas previas a su desaparición se habían esfumado de su memoria.La tomografía cerebral reveló un gran quiste -probablemente de nacimiento-, que presionaba sobre un grupo de nervios llamado fornix, del que se sabe que tiene un papel en la recuperación y almacenamiento de datos de la memoria. En las llamadas columnas del fornix, el tejido nervioso se había desgarrado bajo la presión.También había hinchazón cerebral, lo que explicaba los dolores de cabeza.Cuesta pensar en el ser humano como algo tan mecánico, que una presión en el punto adecuado puede hacer desaparecer o recuperar nuestro pasado. Pero en el caso de Dibert, su quiste estaba perfectamente colocado para causar ese efecto.Para Dibert, recuperarse de la cirugía fue fácil. Le preocupaba cómo afectaría ese episodio a sushijos. Lo manejaron muy bien -apunta-. Sacaban fotos y las revisaban, diciéndome: ¿Te acuerdas de esto? Fue en mi fiesta de cumpleaños.Dibert, ya reintegrado a su empleo, dice sentirse muy bien. Sus recuerdos fueron volviendo de a poco, salvo un lapso de diez días, iniciado tres o cuatro días antes de su desaparición. Según los psiquiatras, durante ese período no se formaron recuerdos. No sé...