Interculturalidad

La Figura del extranjero en la construcción de la ciudadanía en la Argentina.

En la historia política argentina, la figura del ciudadano se ha mostrado siempre controvertida. Requerida por las elites como contraparte del régimen que se pretende instaurar. Las elites políticas de las que emerge el proyecto de país interpretaran esta situación en términos de oposición: “civilización y barbarie”,“república posible-república verdadera”. Convencidos de la legitimidad de la propuesta, implementaran los medios para resolverla: modernización del país, educación y un papel central adjudicado a la inmigración como “aporte directo” de nuevos hábitos y de nuevas mentalidades.
En la historia política argentina, la década de 1880 constituye un hito fundamental de la nación. Momento de la creaciónde los dispositivos que instituyen y garantizan el orden político, la diversidad de proyectos institucionales y de sentimiento general de progreso y unidad nacional. David Viñas, “el régimen podía considerarse definitivo, era algo natural, un solo partido controlaba el país y, aunque hubiera enfrentamientos, todos eran amigos, se vivía en una república de conciencias. El liberalismo habíatriunfado”. En los años 90 sobreviene la crisis de ese modelo y un cambio de mirada sobre la figura del extranjero. Si en las propuestas de Sarmiento y Alberdi la inmigración representaba la salvación respecto de los “males americanos”. Los primeros años del siglo registran la sorpresa y la sospecha ante la afluencia de los extranjeros que, en número creciente, se instalaban en el país. El fuerte impactoque la masividad de la inmigración produjo sobre las elites dominantes despertó el temor al quiebre de una cultura nacional homogénea que estaba en vías de construirse. Por las fallas en la implementación de la política inmigratoria, que hace que muchos inmigrantes queden en las ciudades para el trabajo industrial, pero portadora de ideologías –anarquistas, socialistas- que amenazaban con quebrarla unidad nacional deseada por las elites dirigentes.
Los trazos que constituyen al extranjero son determinaciones jurídico-políticas que lo configuran. Si la figura del extranjero puede vincularse a las formas de la alteridad y del extrañamiento, si puede ser fijado en su diferencia y rechazado como enemigo, es debido a que, hay una construcción política y jurídica de su figura.

Barbaros yextranjeros.
El extranjero no debe ser visto como una oposición fija, sino como una tensión que implica ideas y acciones, figuras y movimientos, demarcaciones de un adentro y un afuera de la ciudadanía. Si las propuestas de las elites se fundan en la necesidad de la construcción de la nación, el extranjero será en ellas un factor social determinante en la concreción del ideal de progreso y decivilización (Generación del 37), quien concibe la inmigración como un instrumento civilizatorio. Chocaba con las grandes extensiones despobladas y con la existencia de la raza indígena que, “como alimento no digerido”, en la expresión de Sarmiento, pesaba en las entrañas de la cultura latinoamericana, y ofrecía resistencia al modelo de desarrollo que estos pensadores hacían residir en el trabajo y laindustriosidad. El extranjero, puede resumirse, como la laboriosidad, la civilidad y el civismo, hábitos que se esperaba incorporar a la cultura nativa. El indio o el bárbaro, las razas mestizas, serán consideradas el obstáculo al progreso y a la civilización.

La inmigración fue considerada en la Argentina un instrumento esencial en la creación de una sociedad y de una comunidad políticamoderna. Tanto Sarmiento como Alberdi compartían la creencia en los efectos benéficos del contacto con la civilización y asociaban la inmigración directamente al progreso.
La constitución de 1853 plasmara en letra jurídica estas ideas que se forjaron en el pensamiento de las elites. “El Gobierno Federal fomentara la inmigración europea, y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la...