interculturalidad
Este culto sistémico al individualismo pierde consistencia en los individuos cuando se en¬cuentran con los principios y la práctica deuna educación comprometida con la trans¬formación de contextos sociales y persona¬les desde la búsqueda del bien común y de la solidaridad planetaria. Desde esta perspecti¬va es necesario el impulso de procesos y ex¬periencias educativas que tengan como foco de atención en la formación de los sujetos, el desarrollo de una conciencia crítica que po¬tencie en éstos, la corresponsabilidad social y sufuerza de voluntad para construir juntas y juntos, espacios y relaciones que generen co¬munidades humanas y educativas fraternas y activas.
Para alcanzar tan alta meta, todos hemos de cooperar. Así es posible aportar, para que las comunidades humanas y educativas experi-menten la ayuda mutua y la participación dinámica de sus miembros.
De esta forma vamos configurando una sociedad másin¬clusiva, una educación más compartida y sobre todo, una postura personal y colecti¬va descentrada de sí misma. Este descentra¬miento le permite a los sujetos, una com¬prensión reflexiva y práctica de los nuevos retos y demandas de una organización social y educativa que valora el trabajo en equipo de los sujetos y la riqueza de su pluralidad de visiones, de ideas y de prácticas.
Desde este horizonte,el llamado de San Pe¬dro Poveda constituye para el Estado, para la familia y la institución escolar y otros espa¬cios socioeducativos, un desafío permanente. Desafío que le plantea al Estado, la puesta en práctica de políticas que garanticen la inclu¬sión social, económica, política y cultural, de manera que cada ciudadana/o se sienta útil; que cada ciudadana/o tenga plenos derechos yoportunidades para intervenir de forma significativa en la sociedad.
Asimismo, este desafío permanente le plan¬tea a la familia, que asuma un rol más pro¬tagónico en la educación de los hijos y en la relación con la comunidad y con la escuela. De igual modo, reclama una familia que se responsabiliza con la construcción de te¬jidos sociales comprometidos con la ayuda recíproca, con el trabajo compartido ycon la profundización y expansión de la participa¬ción familiar, social y educativa.
De otra parte, la institución escolar y la di¬versidad de espacios socioeducativos, se ven compelidos a promover su propia transfor-mación para gestar en los diferentes con con¬textos, agentes culturales multiplicadoras/es creadores de nuevos sentidos sociales y edu¬cativos. Agentes culturales, impulsadores denuevas prácticas que alienten un trabajo comprometido; que incentiven la necesidad de implicarse y de actuar proactivamente en los escenarios en que interactúan. Pero aún más, que les permita asumir con plena con¬ciencia su responsabilidad en la construc¬ción de una sociedad y una educación con lógicas democráticas y participativas.
Un trabajo en esta dirección por parte del Es¬tado, de la familia,de la escuela y de otros espacios socioeducativos puede contribuir para que cada ciudadana/o encuentre su sitio; para que cada ciudadana/o reconozca y asu¬ma su deber y especialmente, para que cada ciudadana/o asuma con libertad y coraje su responsabilidad personal y comunitaria.
En síntesis, la exhortación povedana nos pone de cara a la práctica de una participa¬ción sistemática y consciente...
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