Interes publico

El interés público en el ámbito de la cultura
por Braun, Rafael · Comentar 
La cuestión que nos convoca es de tal amplitud que la primera tarea que me impondré es delimitar el tema. Los medios impresos tienen una larga historia, y por lo tanto existe abundante reflexión escrita y vasta jurisprudencia a la que podemos remitirnos cuando se trata de conciliar valores que pueden entrar en colisión.No me referiré a ellos. Entre los no impresos tenemos, por orden de aparición histórica, la radio, la televisión e internet. Los problemas que plantea internet, con sus posibilidades casi indefinidas de irrestricto crecimiento para el bien y para el mal, son novedosos y los dejaré de lado, aunque socialmente ya suscitan en las autoridades públicas de diversas naciones iniciativas destinadas acontrolar el medio.
Voy a ocuparme, por lo tanto, de la radio y de la televisión. Cualquiera puede editar un diario o una revista. Cualquiera puede crear una página en la red. Pero no cualquiera puede, legalmente, lanzar al aire una radio o una televisión abierta, o establecer un servicio privado de televisión, por cable o satélite, sin la autorización expresa de la autoridad pública. El uso de lasfrecuencias está regulado nacional e internacionalmente porque no existen en este campo las condiciones requeridas para la existencia de un mercado abierto e igualitario. Los servicios de radio y televisión –como los de telefonía– son concesionados por el Estado para ser ofrecidos por el mismo Estado o por particulares. Son siempre monopolios u oligopolios, y por lo tanto quedan sometidos acontroles y regulaciones que aquellos que acceden al mercado libre no tienen. Son, pues, regulados por la administración pública, a diferencia de los medios impresos que sólo tienen control judicial.

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Cuando abordamos la cuestión de los medios de comunicación social el primer valor que siempre se ensalza es el de la libertad de expresión. ¿Libertad de expresión de quién o quiénes? Si no seaborda esta cuestión con franqueza, el debate se esteriliza en la confrontación ideológica: libertad versus censura. Lo que a mi juicio ocurre es que los sujetos titulares del derecho a la libertad de expresión son muchos y tienen intereses encontrados y legítimos.
Delimitado el tema a la radio y la televisión, comencemos por reconocer que los titulares de las frecuencias son privilegiados en eluso de este derecho, que no está abierto a todos. Este privilegio se le concede con una contrapartida: que el ejercicio de la libertad sea responsable; es decir, de acuerdo con las obligaciones que el permisionario contrajo en el acto de firmar el contrato de concesión. No es una libertad comparable a la que tienen los dueños de un medio gráfico, sino una libertad condicionada a la naturaleza delservicio que prestan y que está explícitamente reconocida en las obligaciones libremente asumidas.
Hoy los canales y las radios se parecen a los shoppings, que no producen ni venden nada, sino que alquilan sus espacios para que otros lo hagan. Los dueños de los espacios alquilados no han firmado con la autoridad pública ningún compromiso que condicione su libertad de producción. El responsable delimitar esa libertad es el concesionario, pero casi nunca la ejerce. De este modo queda burlada la intención del Estado al concesionar servicios de interés público, ya que la explotación del medio (nunca mejor empleado este término) queda efectivamente en manos de quienes no han sido examinados ni aprobados como aptos para prestar este servicio. Un “programa” jamás debería ser sancionado por laautoridad de aplicación. La pena debería recaer sólo en el permisionario, del mismo modo que el incumplimiento de un servicio público no recae en las empresas subcontratadas para realizar una obra.
El tercer grupo de sujetos de esta libertad de expresión son los diversos “actores” que pueblan la pantalla y los micrófonos. Periodistas, guionistas, actores, reclaman una libertad de expresión no...