Interes
Hace algún tiempo me invitaron a dar un curso de serigrafía en una escuela privada que exploraba nuevas formas de enseñanza en el nivel secundaria; por lascaracterísticas del proyecto no lo pensé dos veces. Éstas consistían en dos niveles: uno, las asignaturas académicas divididas en cuatro áreas bajo el esquema del sistema de enseñanza abierta; dos, las actividadesde desarrollo, estas últimas se realizaban en módulos trimestrales abarcando una amplia diversidad de talleres, muchos de los cuales no se habían llevado a la práctica.
En las primeras pláticas conla directora tocamos la importancia de presentar un programa desglosado en sesiones semanales de cuatro horas, doce en total. El acuerdo en principio no representó problema alguno, pero al revisarlas características del grupo me di cuenta que no iba a ser tan fácil pues estaba integrado por ocho adolescentes de 13 a 16 años y de los tres grados de secundaria, algunos con fracasos en otrasinstituciones escolares y, por supuesto, con diferentes grados de madurez. Uno de los aspectos que obligaron a repensar el programa fue la carencia de infraestructura: no existía mobiliario y equipoapropiados para el curso y la limitación de recursos económicos no permitía su compra. Optamos tentativamente por dividir el programa en dos etapas: la primera consistía en cuatro sesiones de carpintería...
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