Interventores o Intervinientes

Nota de la autora / Enero de 2009

A pesar de esta afable distancia entre interventor e interviniente -distinción que en su momento sorprendiera al auditorio al punto que el editor la situó como enunciado de título- la palabra intervención provoca un profundo escozor, algo así como una incesante molestia. Es que se trata de un polémico contradicho.
Y ya que la escritura cae de lapalabra, Jacques Lacan (Roma, 1967) suele afirmar la caducidad de sus propios escritos, por efímeros, caídos y desechos de su enseñanza. Sin embargo, hay residuos y escorias discursivas que parecen imposibles de desechar. La intervención siempre amedrenta.
“No se enamore del poder” es el séptimo principio esencial que enuncia Michel Foucault, en su prólogo a la edición norteamericana de ElAnti-Edipo, de Gilles Deleuze y Félix Guattari, obra a la que pondera como “una introducción a la vida no fascista”. Vale agregar una cuestión más delicada aún: nunca se enamore de ese poder que supone e impone su área o dominio de saber/es socialmente convertidos en disciplinaria disciplina o profesión...

¿Interventores o intervinientes?

Dada la amplitud y la complejidad del enunciadoconvocante, su acotación se torna tarea bastante difícil, sobre todo considerando -a punto de partida- el límite que nos impone tan escaso tiempo cronológico frente a las múltiples posibilidades, perspectivas, lecturas y miradas desde las cuales pensar, reflexionar y debatir el tema. Pero en ese sentido, esta situación no supone rareza alguna ya que los diversos escenarios institucionales eneducación conforman un campo de tensiones que cotidianamente nos obliga a desafiar la propia creatividad instituyente y a tropezar de uno u otro modo, con la incompletud del saber y del poder.
Toda discursividad en sí misma alude a una posible intervención. Y como tal, esta ponencia enfrenta posibilidades y límites de diversa índole que pretendo delimitar al modo de puntualizaciones relevantes.Como primera advertencia, aclaro que no abordaré ninguna de las tantas problemáticas en forma específica. Por un lado, porque durante estas Jornadas hay espacios puntuales donde analizar muchas de ellas. Por otro, porque el título convocante obliga a pensar el enunciado desde perspectivas más bien generales o globales; desde las herramientas teórico conceptuales, epistemológicas ypolíticas que han de permitir una lectura de estos acontecimientos que tan apropiadamente han sido designados como problemáticas.
El punto de partida para tales puntualizaciones remite a la insoslayable relevancia que adquiere desde toda práctica social, la permanente construcción de una caja de herramientas. Al decir de Michel Foucault [1] concebir la teoría como caja de herramientas significa:“-que no se trata de construir un sistema sino un instrumento; una lógica propia a las relaciones de poder y a las luchas que se comprometen alrededor de ellas; y
“-que esta búsqueda sólo puede hacerse poco a poco, a partir de una reflexión (necesariamente histórica ...) sobre situaciones dadas”
Poder saber sobre los acontecimientos humanos e intervenir en ellos, implicanecesariamente interrogar el papel político social que cumplen determinados criterios, modelos y reglas que demarcan -en cada época histórica- dónde se sitúa y cómo se define aquello que se denomina Verdad.
Ahora bien, en tanto ardua tarea de construcción, toda caja de herramientas ha de enfrentar una serie de obstáculos que bien merecen anticiparse a modo de precauciones:

La tendencia alPragmatismo

Frente a las demandas, las urgencias, las situaciones conflictivas que emergen en la vida cotidiana de toda organización educativa -en cualquiera de sus niveles- con frecuencia se desliza una tendencia a disociar la teoría de la práctica como si una de ellas pudiese sostenerse sin la otra.
El pragmatismo -verdadero obstáculo a toda construcción y apropiación de lo real- es...