INTRODUCCION A LA INGENIERIA

EL CAIRO DE MIS ENTRETELAS
JOSUÉ GUTIERREZ VILLEGAS

Recorrido seudo saudo-jocoso
por los estadios de mi primera juventud

Por ser la primera vez
Que yo en esta casa canto,
¡Gloria al Padre, gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu Santo ¡
El Cancionero de Antioquia.
Antonio José Restrepo, "Ñito".

Mi vinculación con El Cairo fue una verdadera casualidad muy afortunada. El clima depolitiquería que
describí en otra ocasión, fue responsable de que los egresados de la Escuela de Minas a mediados del siglo
pasado, pertenecientes a familias de tradición liberal, no encontráramos ocupación, dado que esa peste había
contaminado hasta a las empresas privadas, para no hablar de las públicas. Las altas calificaciones, méritos
personales no significaban nada, porque en todas lasentrevistas de trabajo lo primero que preguntaban era la
afiliación política. Respuestas ingenuas como "somos de los mismos", “todavía no me he decidido “, o “no tengo
partido" a las que acudíamos como último recurso los que por lealtad a nuestros padres, como era la
costumbre, nos negábamos a traicionar sus ideas, nos clasificaban de inmediato entre los no elegibles. Durante
los últimos años decarrera logré, por concurso, ser nombrado corrector de exámenes de Geometría Plana y del
Espacio, ayudante del profesor John Arango Osorio, distinción que continuó con el nombramiento de profesor de
la cátedra de Geometría Descriptiva en la recién fundada Facultad de Arquitectura y, finalmente, como
encargado del laboratorio de Mecánica de Suelos, actividades que seguí atendiendo hasta un mesdespués de
que terminé estudios. EL tiempo sobrante lo invertía en hacer pequeños diseños de concreto, trabajos de
topografía y construcción de casas, como colaborador en una oficina que estableció el Dr. Hernán Garcés,
profesor de tiempo completo, para mejorar sus entradas, ya que el salario de la Escuela no le alcanzaba para
vivir, así fuera con escasez Si bien me convertí en un “hacha” paralevantamientos con plancheta, para el
“levantamiento de pesos" era un completo fracaso, porque el resultado de todas esas actividades apenas me
daba para medio mantenerme y contribuir un poco al sostenimiento de la tribu –o mejor, batallón, como decía
mi padre -, compuesta por mis padres, ocho hijos solteros, dos tías “arrimadas“, además de tres mujeres del
servicio (sirvientas o “mantecas”- comose las llamaba en ese tiempo-) dos de ellas con sus respectivas crías.
Este ambiente de estrechez económica me hizo saltar de emoción cuando, estando a la espera del bus que nos
transportaba a la ciudad, el profesor Ignacio Arango me contó que de Cementos El Cairo le habían pedido un

candidato para que hiciera en la fábrica de Santa Bárbara, un pequeño trabajo de topografía que a lo sumoduraría dos semanas. Me dio los datos del Dr. Jesús Mejía, a la sazón gerente de esa compañía, para que lo
visitara si el “trabajito” me interesaba. No recuerdo si almorcé o no, tanta era la emoción, que a las dos de la
tarde ya estaba esperándolo sentado en la oficina del Dr. Samuel Syro, Secretario-Abogado de la compañía,
edificio Continental, Palacé con la Avenida Primero de Mayo, antesala dela gerencia. Al poco rato entró el Dr.
Mejía, me mandó seguir, y mientras encendía su infaltable cigarro, me comentó de qué se trataba: simplemente
actualizar el plano de la fábrica para proyectar unas mejoras. Inmediatamente le contesté que sí, a pesar de que
el asunto no valía la pena, sólo por el hecho de que era la primera entrevista de trabajo en que no me
preguntaban qué era. Le manifestémi agradecimiento, respondido con una sonrisa desde ese momento
significativa de una mutua comprensión inicial sin dobleces que el tiempo se encargó de confirmar. Pasé a la
oficina del Dr. Jaime Lalinde, Jefe del Departamento Comercial, para que me diera las instrucciones sobre cómo
llegar a la fábrica y ponerme a las órdenes del Dr. Raúl Moreno, a quien yo ya conocía en la Escuela por el...