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trategia oficial hacia la liberalización económica, bajo el nombre de Agenda Venezuela [2]. Este, se caracterizó por el desmantelamiento de los controles y las regulaciones de índole económica, la aperturacomercial interna y externa, la privatización de empresas del Estado, la modificación estructural de la industria petrolera nacional para incorporan en determinadas áreas de la actividad intereses privados extranjeros en su gran mayoría.
De manera que, Caldera en la postrimería de su segundo periodo y previo al triunfo electoral de Hugo Chávez, no solamente continuó el programa deprivatizaciones de Pérez, sino que lo intensificó, al vender la compañía nacional siderúrgica (Sidor) y al reformar el sistema de seguros sociales, permitiendo la participación privada en los subsistemas de salud y pensiones, e incluso con Luis Giusti [3] a la cabeza de la política de PDVSA manejaron la privatización parcial de la industria petrolera nacional, al proponer la venta y colocación del 20 % de lasacciones de PDVSA en la bolsa de valores.
Desde luego, nacionalmente, la compañía petrolera estaba jugando un rol político estelar, y el alto tren ejecutivo estaba convencido de que había llegado el momento de implementar plenamente su agenda liberal –es decir, su agenda no-propietal- la cual, en última instancia, habría de conducir a la privatización de las filiales de PDVSA. En 1997, con elfin de despejar el camino, el acuerdo de asociación de mejoramiento de crudos extra-pesados, Cerro Negro, celebrado entre Lagoven, Mobil y Veba, incluyó una cláusula que especificaba las condiciones bajos las cuales las filiales de PDVSA podían ser liberadas de su condición de fiadoras: si Lagoven reducía su participación inicial de 41,67 por ciento a menos de 12,5 por ciento, o si al menos50,1 por ciento de la misma Lagoven era privatizada (Mommer, 2003a:230-231).
Sin duda que esta tendencia hacia la privatización de PDVSA se vio promovida enérgicamente por Luis Giusti en su carácter de presidente de la Corporación, a lo largo del periodo gubernamental de Caldera- al concebir que:
"La apertura petrolera deberá apuntar hacia una política de privatización de petróleos deVenezuela y sus empresas filiales (Luis Giusti, citado por Parra Luzardo, 1997:172).
Además, el entonces ministro de Energía y Minas, Edwin Arrieta, señalaba que:
“Venezuela, que desde 1986, se habría incorporado al ‘club de pinocho’ no solamente para participar también de las ventajas comerciales que estaba teniendo los que ya venían desconociendo las citadas cuotas, sino por el mismo sistemalleno de imperfecciones y la falta de equidad con la que ella se asignaban. (En entrevista con Malavé Mata, 2000, en El petróleo, el bolívar y el fisco: 159, citado en Mujica Sánchez, 2003: 165).
Estas apreciaciones por supuesto, eran igualmente compartidas por Luís Giusti en su condición de presidente de PDVSA, al proponer que:
“Venezuela debe ir hacia una más estrecha asociación con susclientes desarrollados y abandonar asociaciones tercermundistas, de subdesarrollados y de perdedores, como la OPEP. La OPEP no ha beneficiado mucho a Venezuela y le impone trabas a su desarrollo que la llevaría a convertirse en una de las primeras potencias petroleras del mundo” (Mendoza Potellá, 2010:87) (Subrayado nuestro).
De manera que durante el gobierno de Caldera la visión petroleravenezolana jugó a la privatización de PDVSA y al saboteo de la OPEP, a tal punto que después del primer triunfo electoral del presidente Hugo Chávez en diciembre de 1998, los representantes del gobierno saliente continuaban dando muestra de aquella política en contra de la OPEP, tal como puede visualizarse en las entonces declaraciones del Ministro de Cordiplan, Teodoro Petkoff, según las cuales...
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