Isabel

Isabel
El señor Gutiérrez hacia lo mismo todas las tardes, iba a la gran plaza central a sentarse en su banca favorita, era de piedra con tonos de color mármol, ahí alimentaba tranquilamente a laspalomas, cosa que le daba paz interior, admiraba a los transeúntes con sus prisas, a los jóvenes que solo iban a perder el tiempo y a los vendedores de comida, pero a quienes más admiraba con un toquede tristeza en sus ojos era a las madres con sus hijos. Su madre había muerto cuando el apenas tenía tres años y el siempre sintió su falta, su padre hizo un gran trabajo pero el necesitaba una madre.Un día, cuando el Sr. Gutiérrez iba de camino a su banca favorita vio que una niña estaba sentada, la pequeña no podía tener más de once años, ella estaba en la banca esperando a alguien mientrascomía su helado. El Sr. Gutiérrez llegó a la banca y le preguntó a la niña si se podía sentar. Ella le dijo que sí. Mientras pasaba la tarde la niña seguía sentada ahí, admirando los juegos de los niñosmientras tarareaba alegremente una canción, junto al señor que parecía su abuelo, ya que los dos tenían piel pálida, ojos claros y pelo obscuro. Mientras la palomas se acercaban a comer las migajasque el Sr. Gutiérrez les lanzaba ella se quedaba quieta, admirando el paisaje, cuando de repente el Sr Guitierrez le preguntó su nombre.
-Isabel- respondió la pequeña. El Sr. Gutiérrez lo envolvió unasensación de alivio y apoyo al escuchar su voz, sobre todo diciendo ese nombre.
-¿Sabes? así se llamaba mi madre- le dijo el viejo son lágrimas en los ojos.
-Sí, ya lo sabía.- Dijo ella con la vozquebradiza
-¿Por qué lo dices Isabel?
-oh, hijito mío, ¿es que no has notado el parecido? soy yo, la madre que siempre necesitaste. Se me permitió bajar del cielo hoy para darte esto,- la niña ledio una caja envuelta en papel celeste y con un moño de listón café- es el regalo que siempre quise que tuvieras, pero que tu padre olvidó darte. Le lastimaba tanto verlo, el te amaba tanto, y yo...