Isaiah_Berlin _El_poder_de_las_ideas

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LA LIBERTAD


QUé es la libertad política? En el mundo antiguo, y espe­
cialmente en Grecia, ser libre significaba poder participar
en el gobierno de su ciudad. Las leyes tan solo eran válidas
siuno tenía el derecho a participar en ellas, en hacerlas o
deshacerlas. Ser libre consistía en no estar obligado a obe­
decer las leyes que habían hecho otros para uno, pero que
no estaban hechas por uno mismo. Este tipo de democracia
significaba que el gobierno y las leyes podían intervenir en
cada aspecto de la vida. El hombre no era libre, ni tampoco
pedía su libertad con respecto a dichasupervisión. Todos
los demócratas afirmaban que todo hombre estaba igual­
mente sujeto a la crítica, a la investigación y, si fuera necesa­
rio, a su procesamiento ante la ley u otras disposiciones, en
cuyo establecimiento y mantenimiento tenían derecho a
participar todos los ciudadanos.
En el mundo moderno deja su huella una mfeva idea
-más claramente formulada por Benjamin Constant-, la
idea de queexiste un aspecto de la vida, la vida privada, en
la que no es deseable que interfiera la autoridad pública, a
menos que se trate de circunstancias excepcionales. La pre­
gunta fundamental que se planteaba el mundo antiguo era
«¿Quién me gobernará?». Algunos deCÍan que un monarca;
otros, que los mejores, o los más ricos, o los más valientes, o
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EL PODER DE LAS IDEAS
LA LIBERTAD

la mayoría, olos tribunales, o el voto unánime de todos. Una
pregunta así mismo importante en el mundo actual es
«¿Cuánto nos deberían gobernar?». El mundo antiguo asu­
mía que la vida era una y que las leyes y el gobierno la cu­
brían en su totalidad; no había motivo para proteger de di­
cha supervisión ningún aspecto de la vida. En el mundo
moderno, sin embargo, quizá por la histórica resistencia de
lasiglesias a la intervención del Estado seglar, o del Estado a
la Iglesia, o como resultado del crecimiento de la empresa
privada, de la industria, del comercio y de su deseo de pro­
tección contra la interferencia del Estado, o por cualquier
otra razón, partimos del supuesto de que existe una frontera
entre la vida pública y la privada y que, por muy pequeña
que sea esta esfera privada, dentro de ellayo puedo hacer
lo que me plazca, vivir como quiera, creer lo que quiera y de­
cir lo que quiera, siempre que esto no interfiera con los dere­
chos de los demás, o perjudique el orden que hace que este
tipo de arreglo sea posible. Esta es la típica opinión liberal,
expresada parcial o totalmente en varias declaraciones de los
derechos humanos en América y en Francia, yen la obra de
hombres comoLocke, Voltaire, Tom Paine, Constant y John
Stuart Mill. Esto es parte de lo que nos referimos al hablar
de las libertades civiles o de los valores civilizados.
La suposición de que los hombres necesitan protección
los unos contra los otros y contra el gobierno es algo que no
ha sido aceptado en su totalidad en ninguna parte del mun­
do, y lo que he llamado el punto de vista griego o clásico re­
gresaen forma de argumentos como: «Dices que un indivi­
duo tiene derecho a elegir el tipo de vida que prefiere. Pero
¿esto se puede aplicar a todo el mundo? Si dicho individuo
es ignorante, inmaduro, inculto, tiene deficiencias mentales,
se le han negado las oportunidades adecuadas para tener sa­
lud y desarrollarse, no sabrá qué decidir. Esa pr,;:rsona nunca
sabrá lo que en realidad quiere. Si haygente que comprende
qué es la naturaleza humana y sus necesidades, y si estas per-

sanas hacen por los demás, a través de alguna medida de
control, lo que estos deberían hacer por sí mismos, si son
más sabios, mejor informados, más maduros, más desarrolla­
dos, ¿están restringiendo su libertad? Están interfiriendo en
cómo es la gente, pero solo para poder hacer posible que ha­
gan lo que harían...