Israel a los 60 y yo a los 65
Lucille Kreimerman
Hace casi doce años que dejé mi querido México para venir a pasar un año a Israel. Nunca fui particularmente Sionista aunque siempre apoyé la"causa" de Israel, como la mayoría de mis compatriotas. La decisión fue hecha impulsivamente, durante la experiencia vivida en la Marcha de la Vida de 1994, el gran parteaguas de mi camino. Elmomento fue clave. Descubrí que, después de visitar Polonia y los campos de concentración donde la muerte había destruído a gran parte de mi Pueblo, tenía la necesidad de participar en la reconstrucción deéste aunque fuera tan solo con mi presencia temporal.
Dejé mi casa y mi trabajo para palpar el corazón de Israel. Vine sola, sin idioma y sin proyectos definidos. Por primera vez, me lancé a unaaventura emocional sin tener metas precisas, sin seguridad alguna y sin saber bien a bien qué es lo que esperaba encontrar.
Me instalé en Tel Aviv, me inscribí en un ulpán para estudiar Hebreo, meconecté con la Universidad para entrar en el ambiente que me era conocido y me lancé a conocer el país profundamente, no sólo como turista como lo había hecho tantas veces. Me inscribí en clases de"mazoret" para comprender las tradiciones religiosas y seculares, en clases de Tanaj, de arte y de política para entender mejor qué era lo que hacía al país lo que era. Mis andanzas me llevaron a conocera mucha gente que me recibió con los brazos abiertos y me introdujo a la vida cotidiana de los "olim" y de los "sabras". Me di cuenta de que un año no sería suficiente para absorber todo lo que elpaís me ofrecía. Además, el Hebreo se me dificultaba y no iba a lograr dominarlo en este corto tiempo. Pensé, pensé y llegué a la conclusión de que quería ubicarme aquí en forma más permanente. Proyectécinco años más para completar todo lo que deseaba lograr, incluso escribir un libro sobre mis experiencias. Puse manos a la obra y fui desarrollando paso a paso lo proyectado. En cierto momento,...
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