Itadakimasu

Las cosas se habían vuelto aburridas después de un tiempo y era más que obvio. Las actividades del colegio mantenían a cualquiera en movimiento y desde que la tormenta había caído en la ciudad, llenando todo de nieve, frío y problemas eléctricos, las cosas se volvieron muy aburridas.
Ya nadie podía salir al campus a jugar o a hacer cualquier cosa, ahora todos – desde los de primer año hasta losmaestros—tenían que estar dentro, porque le frío era horrible y pues eso.
“¿Qué hacemos? Esto es horrible” una chica de ojos verdes, cabello negro y labios rojos miraba a su amiga, quien estaba perdida en un libro.
“Nada, no podemos hacer nada” otra chica, más delgada y pequeña, de lentes gruesos y cabello medio miró a la otra.
“¿estás escuchando?” ambas chicas miraron a la otra, que estabaperdida en su libro. “Puedo amar, adorar los libros pero esto es imposible” la chica de cabellos negros le quitó el libro, obligándola a levantar la mirada.
“No lo vuelvas a hacer” la verdad es que había sonado amenazador, pero la conocían muy bien como para saber que no era verdad la amenza en su voz. Era algo alta, más que las otras dos, menos que la que estaba pegada al teléfono, tenía elcabello castaño oscuro, muy oscuro y largo, con ondas naturales, los ojos eran de un azul oscuro.
“Te conocemos muy bien como para saber que no nos harás nada” la castaña bufeo. La que había hablado era más alta, delgada, casi huesos y eso que la de lentes era delgada. “Vamos, hay que irnos de este lugar” las otras tres asintieron de mala gana y tomaron sus cosas, para salir del gran salón en dondeestaban. Los pasillos estaban atestados, todos adentro, en un lugar de tan poco espacio… hay, era horrible y la pelinegra comenzaba a sentir los síntomas de la ansiedad, la castaña estaba pendiente de otras cosas, la de lente iba oyendo música y la otra… pues la otra estaba pegada a su teléfono. ¡Smack!.
“Oh, lo siento tanto” la voz de un chico atravesó sus oídos. El chico le tendió una mano y ellaseguía sin mirarlo, el dolor en su trasero era horrible. “¿Te duele algo?” las otras tres estaban sin hablar, mirando la escena tan ridículamente hermosa – bueno, más al chico ese que la escena en sí—
“No, no…” se arregló el abrigo gris y se dispuso a levantar su satchel. “Estoy bien” cuando por fin se digno en ver quien era su agresor, oh, era él. Era Nathaniel, Nathaniel Tolkien, el chicobritánico que había sido transferido y que era el mejor jugador de rugby.
“¿Segura?” oh, claro que sí. Las otras tres no habían dicho nada, simplemente estaban mirando, con esperanzas. La chica asintió. “En serio, lo siento tanto, Kate” ¡sabe mi nombre! Las otras tres trataron de esconder su risa mientras su mentes decían que era perfecto.
“Sí, gracias” la chica miró un momento al chico que estabamirándola extraño, o eso sentía ella.
“Bien, entonces…” era como si dudara “te veo” y se despidió de las otras tres, quienes no dejaban de sonreír y disfrutar de todo eso. El chico se perdió entre toda la gente y Kate comenzó a caminar tranquilamente, sin importarle que sus amigas estuvieran hablando detrás de ella. Después de eso el día parecía más luminoso, aunque no sabía porque pero Kate asílo sentía. Calculo, luego física, literatura inglesa, luego lengua extranjera… se acabó el día y la rutina seguía.
“Bien, las dejo que tengo entreno de voleibol” la de cabello negro ya tenía su bolso de práctica.
“Igual, baloncesto me espera” la más alta estaba al lado de la otra, se despidieron y se fueron juntas, dejando a Kate a Caroline juntas, dispuestas a irse a casa o a tomarse un café, detodos modos, el chofer las llevaría. Eran hermanas, muy diferentes.


“Lo hizo apropósito” la cabellos negros estaba recostada en la pared mientras esperaba a la otra.
“¿Por qué lo dices?”
“Por Dios, que soy la única lo suficientemente astuta o inteligente para verlo” la otra frunció el ceño
“Mucho lees” se terminó de subir los pantaloncillos “Pero tienes razón, Archlys, podría ser y lo...