Iturbide en el poder
Al estallar la rebelión del cura Miguel Hidalgo en 1810, Iturbide ocupaba graciosamente una plaza de teniente en el regimiento de su provincia natal. A pesar de las tentadoras ofertas que le hicieron los insurrectos, el joven militar se mantuvo del lado del rey, por considerar, según expresó más tarde en sus memorias, que los planes deHidalgo “estaban mal concebidos” y no podían más que producir “desorden y sangre y destrucción” (Iturbide 2001 [1823]). Iturbide se distinguió desde entonces por su persecución a los líderes insurrectos (Alamán no vacila en tacharlo de cruel), de tal suerte que en 1813 fue condecorado con el grado de coronel y con el mando militar de la intendencia de Guanajuato. Dos años más tarde, Iturbide fuepromovido a la dirección del ejército del norte, antes de caer en desgracia, acusado de corrupción. Si bien fue exonerado de los cargos en 1820, el hasta entonces coronel realista –sin duda resentido por lo sucedido– se volvió, aquel mismo año, contra el régimen español que había contribuido a sostener durante una década. El restablecimiento de la Constitución de Cádiz y las medidas anticlericalesadoptadas por las Cortes habían azuzado las luchas entre facciones, por lo que se veían venir “mil revoluciones”. Con el fin de evitarlas, Iturbide concibió un proyecto que recibió rápidamente el apoyo de “sujetos de la más alta categoría”. Desde la comandancia del sur, que le fue confiada entonces por el Virrey, Iturbide consiguió imponer su plan (llamado de Iguala, por haber sido suscrito enaquella población el 24 de febrero de 1821) en unos cuantos meses, tanto a jefes rebeldes de la talla de Vicente Guerrero como a los realistas criollos y españoles (Alamán 1969; Anna 1991; Iturbide [1823] 2001; Robertson 1952; Rocafuerte 1822).
El fulgurante éxito de aquel proyecto de 23 artículos se explica, en buena medida, por el ingenioso consenso a que dio lugar, estructurado alrededor de “tresgarantías” (religión, independencia y unión), que debían traducirse, en la práctica, en la finalización de la guerra civil y en la modificación del vínculo con España. Las promesas que contenía el Plan de Iguala de proteger las propiedades, respetar los fueros del clero y dejar en su lugar a todos los funcionarios del Gobierno, el Ejército y la Iglesia conquistaron la adhesión de la élite criollay peninsular. Por su parte, los líderes rebeldes, que habían sido incapaces de obtener un triunfo por la vía de las armas, no podían más que suscribir los designios de Iturbide, por cuanto éstos significaban la anhelada ruptura del vínculo colonial. Con el fin de asegurar una transición apacible, el Plan de Iguala hacía un llamado a Fernando VII para que se trasladara a México y se convirtiera enEmperador, o para que designase con el mismo fin a alguno de los infantes de su casa. Como la negativa del soberano español era más que previsible, el Plan preveía, en tal caso, llamar a otra casa reinante a ocupar el trono del Anáhuac. Entre tanto, se constituiría una Soberana Junta Provisional Gubernativa, que daría paso a un Congreso constituyente y a una Regencia. El proyecto ideado porIturbide estaba encaminado, pues, a preservar la Nueva España de los desórdenes experimentados en aquel momento por la América del Sur y por la mismísima metrópoli, donde liberales y absolutistas libraban una ardua lucha por el poder. La emancipación, combinada con un régimen monárquico temperado, aparecía, pues, en la mente de Iturbide, como una alternativa viable al sistema republicano y a la...
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