Iturbide
Ajena a cuanto ocurre enese momento, en un rincón oscuro de la catedral metropolitana se encuentra la capilla de San Felipe. Ahí se levanta sobre un nicho, callada e indiferente, la urna decristal que guarda los restos de quien fuera en vida el verdadero libertador de la nación que se aglutina afuera: Agustín de Iturbide.
La historiografía oficial, demanera perniciosa, ha condenado largamente a Iturbide al oprobio o al olvido, sobre todo tras el encono de la intervención francesa y del segundo imperio (Maximilianohabía adoptado a su nieto, Agustín Iturbide y Green, como príncipe heredero). A diferencia de otros libertadores de América como Bolívar, San Martín y Washington, la inquinaen su contra se ha extremado hasta el grado de negarle, más que el sitio que merece en el calendario cívico, el título de padre de la nación y libertador de México.
Regístrate para leer el documento completo.