Iván Ilich por Javier Sicilia

Ivan Illich
ARTÍCULO | DICIEMBRE 11, 2012 - 7:00AM | POR LYA GUTIÉRREZ QUINTANILLA

Aún hoy, el solo nombre de Iván Illich, gran pensador y visionario que vislumbró la falacia de las instituciones modernas en materia de salud y educación, entre otras, a las que calificó de “alejadas del espíritu cristiano y sus servicios dañinos en materia ecológica, ambiental y cultural”, sigue causandoámpulas en importantes sectores. Amigo de famosos personajes religiosos como el obispo Sergio Méndez Arceo y el prior benedictino Gregorio Lemercier, los tres harían sonar fuerte el nombre de Cuernavaca en el mundo entero durante la segunda mitad del siglo XX. La reacción no se hizo esperar. Lemercier quedó despojado de sus obligaciones eclesiásticas por negarse a abandonar el psicoanálisis grupal enel famoso monasterio de Santa María de la Resurrección, al norte de Cuernavaca, en el que hacía ocho años se practicaba. Monseñor Illich, ante las presiones de la Congregación de la Fe contra él, decide pedir una dispensa eclesiástica para poder seguir con sus cátedras alrededor del mundo. Sin embargo, los tres siguieron haciendo oración para fortalecer su espiritualidad.
El catedrático JeanRobert, que se autonombra profesionista desprofesionalizado, uno de los discípulos de Illich, opina al respecto: “Durante los años 70, Cuernavaca fue uno de los principales centros del pensamiento crítico mundial. Cada año, pensadores de cuatro continentes se reunían en el CIDOC fundado por Iván Illich y dirigido por Valentina Borremans. Ya desde fines de los años 60, varios intelectuales, empresarios,políticos y hasta economistas del mundo entero habían reconocido que, más allá de ciertos límites, la producción de mercancías materiales es destructiva del medio ambiente por la contaminación que provoca. A partir de 1972, Iván Illich y sus amigos se dedicaron a documentar el conflicto igual de grave entre la cultura y la producción de bienes inmateriales a los que identificaron como losservicios.
“Según los pensadores reunidos en Cuernavaca, no se trataba de suprimir la producción de servicios, sino de limitarla de manera racional. Había que definir, teórica y prácticamente, los límites en los cuales esos bienes inmateriales podían dejar de dañar a la cultura local, autóctona, ya que los servicios son frecuentemente sustitutos de lo que la gente solía hacer por sí misma; por ejemplo,la regla de oro que debería regir los transportes motorizados es que las ruedas nunca deberían paralizar los pies. De manera homóloga, los servicios de educación nunca deberían desalentar la curiosidad genuina y los servicios de salud no deberían erradicar la capacidad autónoma de sanar”, finaliza Jean Robert.
“Pero ¿quién es Iván Illich?”, se pregunta a su vez el doctor en Filosofía BraulioHornedo. “¿Quién fue este hombre que los mexicanos y particularmente los cuernavacenses hemos olvidado y desvanecido de nuestra memoria colectiva? Oriundo de Dalmacia, nacido en Viena, donde vivió alternadamente durante su infancia, estudió en Viena, Florencia, Roma, Salzburgo y brevemente en Princeton. Decidió alejarse voluntariamente de las intrigas de la jerarquía romana y aceptó su traslado aNueva York, en donde trabajó como vicepárroco. Se vinculó con la comunidad puertorriqueña para lograr su integración en la diócesis, ante el rechazo de otros grupos étnicos al propiciar un diálogo intercultural con el apoyo del cardenal Spellman. Se traslada a la isla donde fue vicerrector de la Universidad Católica de Ponce, en Puerto Rico. Y en 1961 funda en Cuernavaca el CIDOC. Pero, ¿quién fue esehombre amable, afable, penetrante, inflexible, solitario y solidario; cristiano consecuente, lúcido y visionario, que tras el cierre del CIDOC se vuelve un filósofo poeta itinerante y que, como un moderno Sócrates libertario, conversaba en las universidades donde, en contraposición al tradicional salón de clases, descubría un rincón de ensoñación poética, con buena luz natural y una mesa junto...