El tiempo en que ahora vivimos nos ofrece tantos gustos: el gusto del tener, del placer, prestigio, fama y status. Ante toda esta gama de “quereres”, nosotros los jóvenes, nos sentimos atraídos porquerer obtener todos éstos, lo peor: a como dé lugar. Estamos constantemente en peligro de adoptar todo eso que la “vida nos ofrece” y la sociedad también, sobre todo para adquirir una posición dentrode ésta, nuestro ambiente nos lo exige, quien tiene, ese es quien forma parte de nosotros, mencionan muchos. Los valores que alguna vez nuestros ascendentes tenían muy marcados, seguían al pie deletra, incluso eran transmitidos generacionalmente y defendían arduamente; llegó el momento en que nuestra generación hizo esa ruptura generacional de valores; los tiene ahora, sólo que debajo de loszapatos. En la juventud de hoy, quien viola más valores, es el campeón, aquel que se la “sabes de todas a todas”. El calor de una sociedad que exige prestigio nos oprime, provocando así, la ambición deser aceptado, sin importar que nuestra genuinidad y autenticidad quede aplastada. Nos ponemos máscaras con miedo que descubran nuestra verdadera identidad, se den cuenta quién soy en realidad, pensamosque es necesario esconder nuestro yo verdadero y origina, para no ser descubiertos y cubrir mis defectos.
El cuerpo pide placer y los complacemos, poniendo en actividad perversa nuestrasexualidad, pareciera que ahora los jóvenes y sobretodo los noviazgos, compiten haber quién pierde más rápido la virtud pura de la virginidad. Nuestra sociedad consumista nos ofrece productos que supuestamenteembellecen, puede ser que sí, sólo que es una belleza exterior; el miedo por verse bien ante los demás, ante la sociedad, sin embargo, son meras apariencias, pues la autenticidad fue borrada,cubriéndola con máscaras para ocultar nuestro verdadero Yo.
Nuestros ojos han sido cegados por nuestro ambiente, el hijo rebelde es el que sale triunfante ante una comunidad escolar o un grupo de...
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