jadho
Páginas: 267 (66619 palabras)
Publicado: 5 de marzo de 2014
José Duchez
Como nubes en la hierba
y nuestras vidas aquel momento
palo de hormigo
colección
3 k-tunes
opera
prima
24
Como nubes en la hierba
y nuestras vidas aquel momento
© José Manuel Duchez Meyer (Minto), 2013
© de esta edición:
Editorial Palo de Hormigo, srl
0 calle 16-40 b zona 15, Colonia El Maestro, Ciudad de Guatemala
palodehormigo@hotmail.comImagen y diseño de portada: Estudio Rayuela
En contraportada: Graffiti anónimo, foto de Kurt
Duchez Meyer; En lomo: Grungetextures.com,
Freebies, provided under a Creative Commons
Attribution License; Foto del autor: Ana Mónica
Jimeno Sinibaldi
ce:
jmduchez@yahoo.com, comonubesenlahierba@gmail.com
blog: comonubesenlahierba.blogspot.com
facebook: Como nubes en la hierba y nuestrasvidas aquel momento
Diseño y cuidado de la edición: Estudio Rayuela + el autor
Impreso en Guatemala
isbn: 978-9929-644-03-8
Esta publicación no puede ser reproducida, ni en su totalidad ni en
parte, ni se permite su tratamiento informático, reproducción, o su
transmisión por cualquier medio sin acuerdo previo y por escrito de
los titulares del copyright.
—Elena: ¿no sueñas nuncacosas extrañas? —me
dijo, después de reflexionar un instante.
—A veces —contesté.
—También yo. En ocasiones he soñado cosas que
no he olvidado nunca y que han cambiado mi modo
de pensar. Han pasado por mi alma y le han dado
un color nuevo, como cuando al agua se le agrega
vino. Y uno que he tenido es de esa clase. Te lo voy a
contar, pero líbrate de sonreír ni un solo instante.
EmilyBrontë, Cumbres Borrascosas
—No lloraré más. Lloro de alegría. ¡Hace tanto que
no te he visto! No, no lloraré más, no lloraré… —
dijo devorando sus lágrimas y volviendo la cabeza.
León Tolstói, Anna Karenina
primera parte
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Aquella mañana desperté con la inquietante pero imprecisa imagen de un sueño. A pesar de las pesadas colchas
que cubrían mi cuerpo, el frío había llegado a loshuesos, extrañamente, y ahí estaba recordándome con dolor
su presencia. No era la primera vez. Yo solía recordar
con mucho detalle los sueños y todo lo que pasaba por
mi mente mientras dormía. Desde pequeño creía que
aquella lucidez era por algo. Una fuerte fe en las premoniciones me atenazaba constantemente. Habría logrado predecir o adivinar cosas por sueños, quién sabe.
Pero este sueño eradistinto, no sabía exactamente qué
era. Tenía la cabeza llena de una niebla bastante limpia
pero pesada que me levantaba ligeramente del suelo. Era
como si esa niebla fuera el suelo y caminara sobre un
terreno escabroso. Alguien estaba preparando el desayuno de la casa. Oí el ruido de los trastos, el trajín de
las empleadas; percibía, desde lejos, el olor de los huevos fritos con chorizo, losfrijoles quemados, el café y
el desagradable olor de la leche caliente o, peor aún, de
algún cereal bañado en leche caliente. Odiaba ese olor
más que otros. Traté de relajarme, tomar esa porción de
niebla limpia y pesada que era mi sueño y retenerlo en
la memoria, pero todo distraía. Recordaba claramente,
pero camino a las palabras se me disipaba. A pesar del
frío en los huesos, mi cuerposudaba.
Salí de aquella prisión de colchas, sabanas y cubrecama y esperé sentado a la orilla de la cama hasta que
pude levantarme a orinar sin tener que hacer malabarismos. Entré al baño que había en la habitación, uno de
los pocos lugares en la casa con piso de cerámica y no de
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madera, todo blanco, desde el lavamanos hasta la ducha.
Luego de orinar, poco y con dolor, necesitaba un bañopara sacudir ese terrible frío que me invadía por dentro.
Además, ya fuera de la cama, la mañana helaba el aire.
Me coloqué lentamente bajo la regadera y abrí el grifo.
Con el sonido del agua empecé a recordar.
En aquel año yo vivía en una finca cerca de la ciudad de Guatemala, a dos horas en automóvil. Tenía diecisiete años y mis padres habían decidido no tener más
hijos. Como todo hijo...
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