JAlexander Sociologia Cultural
Jcf'ft^ey C. Alexander
CIENCIAS SOCIALES
Colccción dirigida por Joscl.xo Ilcriair-r
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SOCIOLOGÍA CULTURAL
Formas de clasificación
en las sociedades complejas
Introducción de Isidro H. Cisneros
y Germán Pérez Fernández de| Castillo
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A ANTHROPE'
¿socIoLoGÍA CULTURAL
O SOCIOLOGIA DE LA CULTURA?
HACIA UN PROGRAMA FUERTE
A lolargo de la úrltima década, la ucttlturao ha ido abandonando sin remisión un lugar destacado en el estudio y en el
debate sociológico y existe de todo menos consenso entre los
sociólogos especializados en esta área sobre lo que significa este
concepto y, por tanto, qué relación tiene con nllestra disciplina
tal y como se la ha interpretado tradicionalmente.
Un modo de enfocar este problema esplantear un debate en
el que la cuestión a dirimir sea si este marco de reflexión (relativo a la cultura) deberÍa hacerse llamar usociología de la culturao o .sociologla cultural". Yo abogaré por esta írltima opción.
La sociología debe disponer siempre de una dimensión cultural. Cualquier acción, ya sea la intmmental y reflexiva vertida
sobre sus entornos externos, se encarna en un horizonte designificado (un entorno interno) en relación al cual no puede ser ni
instrumental ni reflexiva. Toda institución, independientemente
de su naturaleza lécnica, coercitiva o aparentemente impersonal, sólo puede ser efectiva si se relaciona con los asideros simbólicos establecidos que hacen posible su realización y una audiencia que la ulee, de un modo técnico, coercitivo e impersonal. Por esta razón, todosubsistema especializado de la sociología debe tener una dimensión cultural; de lo contrario, los trabajos relativos a los ámbitos de la acción y a los ámbitos institucionales nunca se entenderán por completo.
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Hablar de la ssoclologfa de la cultura, supone aludir exactamente al punto de vlst¡r opuesto. En éste, la cultura debe ser
explicada [...J por nlgo, r¡ue queda completamente separadodel
dominio del slgnll'lcnclo. Si consentimos que este elemento separado se llame nr¡rciologfar, en este caso definimos nuestro
horizonte do análhih¡ conro cl estudio de las subestructuras, bases, morfologfn;, cosus (r'c¿tlcsD, variables *durasr, y reducimos
los asentnm lc¡ r I ¡ ls esl lr cl r rnrlos de significado a superestructuras, ideolngfnr, senllrnlenl<¡s, icleas uirreales, y variablesdepenr
I
dientes c¡unvesD.
Esto no ¡rtrcclc su'¿rsl. La sociologfa no puede ser únicamente cl estrrtlio clc ctntlcxlt¡s (los ucon, textos); debe ser también el
estucli<¡ clc los /¿xlr.¡.s. Esto no significa, como pretendía la crítica
etnometodológica de la
"sociología normativar, referirse simplemente a textos formales o escritos. Remite, mucho más, a
rnanuscritos no escritos, a los códigos y lasnarrativas cuyo poder oculto pero omnipresente Paul Ricoeur apuntó en su influyente argumento de que olas acciones significativas deben considerarse como textos"; si asf no fuera, la dimensión semántica
de la acción no puede objetivarse de un modo que sea presentable al estudio sociológico.
Husserl sostuvo que el estudio fenomenológico de las estructuras de la conciencia sólo puede iniciarse cuandolo dado obje-
tivamente de "la realidado se pone entre paréntesis, de este
modo el poder constitutivo de la conciencia individual
-la subjetiüdad trascendental- puede estudiarse como Llna dimensión
en sí misma. El mismo tipo de operación consistente en poner
entre paréntesis debe llevarse a efecto en la sociología cultural:
los con-textos de significado deben ponerse entre paréntesis en
elmomento hermenéutico del análisis. Las acciones y las instituciones deben tratarse (como si> estuüeran estructuradas sólo
por guiones. Nuestra primera labor como sociólogos culturales
consiste en descubrir, a través de un acto interpretativo, lo que
son esos códigos y esas narrativas informantes. IJnicamente
después de haber hecho patente estas
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