Jardín Secreto
–En realidad no he estado ahí –recordó repentinamente Mary–. Sólo lo crucé una
noche yen esa ocasión me pareció espantoso. Más tarde, cuando Martha y Dickon me
hablaron de él, cambié de opinión. En cuanto Dickon te explica algo,sientes la
impresión de que tú también lo has visto y oído.
–Cuando se está enfermo no se ve nada –dijo Colin nervioso–. Su mirada era la de unapersona que escucha algo en la distancia sin saber de qué se trata.
–Claro que si te quedas dentro de la casa no puedes ver nada –dijo Mary.
–No puedo iral páramo –respondió ofendido.
Mary se quedó silenciosa y luego dijo valientemente:
–Bien podrías ir en alguna ocasión.
El se movió sorprendido yle preguntó:
–¿Cómo puedo ir al páramo si voy a morir?
–¿Y cómo lo sabes? –le dijo ella sin ninguna simpatía. No le gustaba la forma en que
élhablaba de morir. Le parecía que se jactaba de ello.
–Desde que puedo recordar lo he estado escuchando –dijo–. Ellos quieren que muera.
Mary seenojó. Se mordió los labios y dijo:
–Si ellos lo quieren, yo no lo querría. ¿Quién quiere que mueras?
–Los empleados y, por supuesto, el doctor Cravenporque heredaría Misselthwaite y
dejaría de ser pobre. Claro que no se atreve a decirlo, pero cada vez que me enfermo
se le ve muy contento. Inclusopienso que mi padre lo desea.
–No lo creo –replicó Mary obstinadamente.
–¿De verdad no lo crees? –dijo Colin reclinándose en los cojines.
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