Javier Sicilia

Quisiera comenzar esta crónica con un poema de Tomás Perrín haciendo un elogio de la policía.
Elogio a la policía
Hoy puedo vivir seguro,
vivo con tranquilidad,
paseo por la ciudad
sin peligro, sin apuro.
Hoy trabajo ¡por ventura!
Con ventura cada instante
en el día más radiante
o en la noche más oscura.
Mi vida está protegida
por la fuerza, con rigor,
¡hoy trabajo sin temor!
¡hoy nopeligra mi vida!
Hoy soy feliz en verdad
pues afirmo y lo sostengo
el que a cualquier hora tengo
una gran seguridad.
Hoy, grito con alegría,
como su elogio mayor:
¡no hay policía mejor
que nuestra actual policía!
Y por no pecar de ingrato
hoy que protección merezco
mi mayor elogio ofrezco
a su jefe Othón Lobato.
(El que hacía elogio tal,
el que estas cosas decía…
¿era acaso, unpolicía?
-No señor. ¡Un criminal!)
Fue el 6 de abril del presente año cuando se reunieron más de 15 mil personas entre niños, madres, estudiantes, profesores, taxistas, carpinteros, meseros, doctores, padres, músicos, artistas, comediantes, actores, etc… Todo aquel que estuviera “hasta la madre” de tantas muertes, injusticias, impunidad, violencia e inseguridad en las calles. Recuerdo bien el díaporque llevaban tiempo esperándolo miles de personas.
A la aclamada marcha por la paz me confesaban alumnas de reconocidos colegios privados que asistieron por la curiosidad insana de escuchar una propuesta concreta. Saber qué hacer por nuestro país que se mece al borde del desastre, donde la violencia es algo cotidiano y al mismo tiempo parece remoto; “hay muertos en el norte, muertos en elsur, muertos en el centro y ahora no tenemos ni a donde ir”.
Antes llamada “ciudad de la eterna primavera” por ahora bien conocida y renombrada “ciudad de la eterna balacera”. Así es, seguro la conocen es la pequeña ciudad de Cuernavaca Morelos. Fue ahí donde comenzó el grito de : No más sangre, que no tardo mucho para llegar al otro lado del mundo a ciudades como España y Francia o con nuestrosvecinos de abajo los Argentinos y Chilenos, por nombrar algunos entre otros cuantos países que se unieron al aclamado grito de “ni un muerto más”.
Al llegar a la marcha se observaba un extraño efecto, todos estaban ardiendo en coraje pero al mismo tiempo se saludaban e intercambiaban besos y abrazos, como si no se hubieran visto en años o cómo si fuera la última vez que se fueran a ver. Cuandole pregunte a una señora que ¿qué era lo que sentía cuando veía a tanta gente protestando por justicia y paz de una manera pacífica, civilizada y ordenada?, me respondió: “Te sale del estómago, es como cuando estas en un examen o vas a una primera cita”.
Entonces me acorde de esas míticas “mariposas” que sientes en el estómago, que no son más que un autoreflejo gracias a la adrenalina queestá corriendo por las venas. Fue ése el sentimiento que me recordó por qué estaba de la glorieta paloma de la paz hasta la de Emiliano Zapata tapizada de blanco. Parecía una gran ola blanca causada por un tsunami debido a la inseguridad, injusticia, impunidad, corrupción y muertes sin control.
El recorrido de la marcha estaba planeado con destino final el zócalo de la ciudad, en la plaza dearmas haciendo breves escalas en la veinticuatroava zona militar, la PGR y el Congreso. En la zona militar fue algo abrumador; el silencio inundaba la multitud permitiéndole al escritor y ex -poeta Javier Sicilia dirigirse a los militares, que no se dignaron o molestaron en salir o escucharlos.
Parado encima de una combi tratando de no perder el equilibrio y la razón, el escritor reclamaba yexhortaba a un alto al fuego, un cambio de planes a la guerra contra el narco. Les recordaba su verdadero compromiso y trabajo “mantener la paz y cuidar el orden social”.
Al momento de terminar el primer discurso los aplausos llovieron inundando la multitud pero ahora con gritos como “no somos uno, no somos cien, pinche gobierno cuéntanos bien”. Proclamaciones de “Queremos paz”, se alternaban con...