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Fue un triste momento en la vida de Magnus Bane cuando el Consejo Superior de brujos Peruanos le prohibió el ingreso a Perú. No sólo por los carteles con una foto de él que deambulaban por elSubmundo en Perú, tampoco por que la foto que era tremendamente desfavorable. Sino porque Perú era uno de sus lugares favoritos. Había tenido muchas aventuras allí, y tenía muchos recuerdos maravillosos,empezando en el año 1791 cuando él había invitado a Ragnor Fell a unirse a él para una escapada de turismo festivo en Lima. 5Magnus despertó en su mesón a las afueras de Lima, y una vez que se habíavestido con un chaleco bordado, pantalones, y zapatos de hebilla brillante, se fue en busca del desayuno. En su lugar, encontró a su anfitriona, una mujer regordeta cuyo largo cabello estaba cubierto conuna mantilla negra, en una profunda y agitada conversación con una de las chicas que sirven sobre la reciente llegada en la posada. “Creo que es un monstruo marino,” él oyó a su anfitriona susurrar.“O una sirena. ¿Cómo pueden ellos sobrevivir en la tierra?” “Buenos días, señoras” Magnus llamó. “Suena como que mi invitado ha llegado.” Ambas mujeres parpadearon dos veces. Magnus puso, en el primerparpadeo, vida a su atuendo y el segundo lento parpadeo, terminaba junto con lo que acababa de decir. Él les dio a ambas una alegre sonrisa y vagó a través de las amplias puertas de madera y por elpatio hasta a la sala común, donde se encontró con su compañero, el brujo Ragnor Fell acechando en el fondo de la sala con una taza de chicha de molle. “Tomaré lo mismo que él está tomando,” Magnus dijoa la señora que servía. “No, espere un momento. Tomaré tres de lo que él está tomando.” “Dile que voy a tomar lo mismo,” Dijo Ragnor. “Conseguí esta bebida únicamente a través algunos muydeterminados señalamientos.” Magnus lo hizo, y cuando volvió la mirada hacia Ragnor, vio que su viejo amigo al que estaba mirando, era el mismo de siempre: horriblemente vestido, muy sombrío y con una piel...