Jejejejejejeje
Pasifae, por fin, logró darle hijos normales, entre ellos Fedra y la rubia Ariadna. Desgraciadamente, Minos ofendió al dios Poseidón, quien se vengó hacien- do que Pasifaese enamorase de un toro, pese a ser éste un animal sagrado. A satisfacer ésta su pasión la ayudó un ingeniero llamado Dédalo, llegado a la isla procedente de Atenas, de donde tuvo que huir por haber matado por celos a un sobrino suyo. De aquel connubio nació el Minotauro, extraño animal, mitad hombre y mitad toro. Y a Minos le bastó con mirarle para comprender con quién le había engañado su mujer.Ordenó entonces a Dédalo que construyese el Labe- rinto para alojar en él al monstruo, pero dentro dejó prisioneros también al constructor con su hijo Ícaro. No era posible encontrar el camino para salir de aquel intrincamiento de corredores y galerías. Pero Dédalo, hombre de infinitos recursos, construyó para sí y para su chico unas alas de cera, con las que ambos huyeron elevándose en el cielo.Ebrio de vuelo, Ícaro olvidó la recomendación de su padre de no acercarse demasiado al sol: la cera se derritió, y él se preci- pitó al mar. No obstante su tremendo dolor, Dédalo aterrizó en Sicilia, adonde llevó las primeras nociones de la técnica. Mientras, en el Laberinto seguía girando el Mino- tauro, exigiendo cada año siete muchachas y siete jóvenes para comérselos. Minos se los hacíaentregar por los pueblos vencidos en las guerras. Se los recla- mó también a Egeo, rey de Atenas. El hijo de éste, Teseo, por bien que príncipe heredero, pidió formar parte de aquellos hombres, con el propósito de matar al monstruo, desembarcó en Creta con las demás víc- timas y, antes de internarse en el Laberinto, sobornó a Ariadna, la cual le entregó un ovillo de hilo para que, desenrollándolo, lepermitiera volver a encontrar el camino de salida. El valeroso joven logró su in- tento, salió afuera y, fiel a la promesa que le había hecho, se casó con ella y se la llevó. Pero en Naso la abandonó dormida en la playa y prosiguió el viaje solo con sus compañeros. Los historiadores modernos habían recusado esta historia como inventada de raíz, y hasta ahora acaso tenían razón. Y aun habían acabadonegando que en Creta hubiese florecido, dos mil años antes de Jesu-
cristo y mil antes que en Atenas, la gran civilización que le atribuía Homero. Y en eso se equivocaban ciertamente. Atraídos por los descubrimientos de Evans, arqueó- logos de todo el mundo —entre ellos los italianos Pa- ribeni y Savignoni—, acudieron a los lugares, inicia- ron otras excavaciones, y pronto de las entrañas de latierra salieron los monumentos y documentos de aquella civilización cretense que, por el nombre del rey Minos, fue llamadaminoica. Todavía hoy los estudiosos se están peleando acerca de su origen, pues unos consideran que vino de Asia y otros de Egipto. De todos modos, fue con certeza la primera que se desenvolvió en una tierra europea, alcanzó altas cimas e influyó en la que después se for-...
Regístrate para leer el documento completo.