Jesucristo nuestro Sacerdote
VIDA RELIGIOSA Y POSMODERNIDAD
REDESCUBRIR LA DIMENSIÓN TEOLOGAL
¿Es posible la vida religiosa en tiempos de posmodernidad? ¿Lo es para nosotros, religiosos adultos? Parece urgente descubrir, desde nuestro propio contexto sociocultural, la conexión inmediata entre experiencia de Dios y votos, si queremos que nuestro proyecto personal se asiente sobre un fundamentosólido en tiempos de fugacidad y ligereza, si
queremos que nuestras vidas sean para los adolescentes y jóvenes, situados en la provisionalidad y la fragilidad, signos de que la fidelidad
es posible.
Proyección 228 (2008)
Con dudas e inseguridades, con
mucha buena voluntad y no poco
cansancio, nosotros, religiosos
adultos, mantenemos nuestros
compromisos y creemos todavía
en la validez de lamisión. ¿Y
Dios? ¿Es la clave de nuestra vida, su experiencia fundante? ¿Está enraizada la experiencia de Dios
en las entrañas de nuestro ser?
Sin pasión por Dios no es posible seguir la llamada vocacional
ni la fidelidad. Sólo desde una vi-
tal experiencia de Dios nos podemos enfrentar, con lucidez y discernimiento, a la lógica de la
posmodernidad. En ella se dan valores humanizantes, perotambién
propuestas de experiencia que no
podemos aceptar. No podemos vivir por inercia o rutina. El seguimiento de Jesús nos exige un descubrimiento de Dios Padre como
valor supremo de la existencia en
unos tiempos en los que parece que
Dios se desvanece.
TODO LO SÓLIDO SE DESVANECE EN EL AIRE:
¿TAMBIÉN DIOS?
Así lo formulaban Marx y Engels en el Manifiesto Comunista.
Para lospensadores posmodernos
la fragmentación y el pluralismo
son el destino insuperable del
hombre de hoy, asediado de sospechas frente a los grandes rela-
tos. Los “grandes relatos”, las visiones integradas de la realidad,
como el idealismo, el comunismo,
el cristianismo… que dan cohesión social y legitiman los sistemas de valores, ya no tienen credibilidad, sean relatos especulativos
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o deemancipación. Para F. Lyotard, los “grandes relatos”, los intentos universalizantes por explicar y dominar la realidad han sido
causa de terror y no hay que echarlos de menos.
La sociedad actual vaga sin un
horizonte fijo, porque se ha perdido la fe en el progreso y en el sentido liberador de la historia, porque los grandes relatos han
quedado deslegitimados, porque
Dios parece desvanecerse. Labrújula es inútil, y sólo nos sirve el radar para evitar choques irremediables. Para la posmodernidad es
vano todo intento de dar un sentido global o religioso a la vida, que
busque una finalidad última a la
realidad, como expresión de una
voluntad divina.
A vivir, que son dos días
Se vive en el presente, sin preocuparse del pasado y del futuro,
sin ningún sentido histórico. El individuoposmoderno no se aferra
a nada, no tiene certezas absolutas,
nada le sorprende, y sus opiniones
pueden cambiar al instante. Todo
puede escogerse a placer, lo más
operativo y lo más esotérico, lo
viejo y lo nuevo, la vida simple y
ecologista como la hipersofisticada; ya ninguna ideología política o
religiosa parece capaz de entusiasmar a las masas. La sociedad posmoderna no tiene ni ídoloni tabú,
ni imagen gloriosa de sí misma. Parece reinar el vacío, un vacío dulcificado por el hedonismo, pero sin
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Antonio Jiménez Ortiz
tragedia ni apocalipsis. Con la imagen del “desierto” G. Lipovetsky
intenta expresar esa inmensa ola
de “desinversión” por la que todas
las instituciones, todos los grandes
valores y finalidades que organizaron las épocas pasadas se están vaciandoprogresivamente de sustancia: una deserción de las masas que
transforma el cuerpo social en un
organismo abandonado.
El saber, el poder, la religión,
el trabajo, el ejército, la familia,
las iglesias, los partidos… han dejado globalmente de funcionar como principios absolutos e intangibles, y en distintos grados ya nadie
cree en ellos, en ellos ya nadie invierte nada. Y, sin embargo, el...
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