Jesus 3000 Años Antes
HERODOTO,L aencuesta , II, 50JESÚS,3.000 AÑOS ANTES DE CRÍSTO
tral y benéfica de sus héroes por este pueblo. Gracias a estamanio bra, el judaismo prueba su antigua presencia en el seno de la religión egipcia que le debe las hazañas de sus dioses que, a la postre, no son más que personajes bíblicos.
La hipótesis que sugerimos en relación al judaismo es probable mente aplicable al cristianismo, que en sus orígenes es una secta ju día. Sin embargo, todo hace pensar, y los hechos lo confirman, que el encuentro entreel judaismo y la religión egipcia dio lugar a cierta influencia de las creencias egipcias sobre las judías, lo que nos lleva a preguntarnos si ocurrió lo mismo en lo que se refiere al cristianis mo. Una simple ojeada a los ritos, creencias y leyes de los cristianos de Egipto, los coptos, nos inclina a darnos una respuesta afirmativa. Pero este fenómeno, fácilmente admisible ya que los coptos sonlos herederos del pueblo egipcio, es más trascendente de lo que se pue de creer a simple vista. A partir de aquí, el más sólido cimiento de la religión cristiana, el Antiguo Testamento, empieza a cuartearse.
Desde 1863 la narración de la infancia de Jesús redactada por los evangelistas Mateo y Lucas, ha llamado la atención de algunos inves tigadores como Sharpe, que escribe: «En cuanto arepresentaciones (en las paredes del templo de Luxor) tenemos la Anunciación, el Nacimiento y la Adoración del rey tal como se describen en los ca pítulos I y II del evangelio de Lucas; y puesto que tenemos la certeza histórica de que los capítulos del evangelio de Mateo que nos relatan el nacimiento de Jesús son una adición posterior y no existían en el manuscrito primitivo, parece probable que losdos capítulos poéticos de Lucas no son históricos sino que están extraídos de narraciones egipcias sobre el nacimiento milagroso del rey.»14 Esta opinión es compartida por egiptólogos contemporáneos como H. Brunner, que considera que la narración de la infancia de Jesús con los evangelios es inimaginable sin la influencia de los mitos egipcios, lo que E. Brun- ner-Traut intenta demostrar en unartículo.15
Las conclusiones a las que llega Brunner-Traut16 seducen, pero la demostración, efectuada en el reducido espaci'o de un artículo, es insuficiente. El estudio debería ser reemprendido y reelaborado, so bre todo cuando resulta curioso constatar que ningún papiro datado en los dos primeros siglos de nuestra era, narra la infancia de Jesús; a excepción delProtoevangelio de Santiago, obraapócrifa, probable mente del siglo 11 d. C.
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Los hijos de Dios: Jesús y el faraón
Al llegar a este punto comprendimos que la clave de nuestra investi gación se encontraba en la comparación de los destinos de Jesús y del faraón. Los dos personajes tienen en común su filiación divina, lo que condiciona toda su trayectoria vital; pero mientras el primero es un ser único, el segundo representaa un conjunto de personas. El ries go que, de entrada, suponía la comparación fue desapareciendo pau latinamente al comprender que la historia para un egipcio no es una marcha hacia delante, hacia un futuro lejano, glorioso y victorioso, sino algo estático. Esta concepción tendía a mantener la edad de oro de los primeros faraones, que fueron también dioses, como es el caso de Osiris y Horus, yque no cesaron de reinar sobre Egipto en la persona de su heredero, el faraón, asimilado a estas dos divinidades. De ahí la perma nencia casi invariable por espacio de tres mil años de la función faraó nica y del estereotipo del destino real, razón por la que queda salvado cualquier obstáculo metodológico que pudiera oponerse a la utilización de documentos provenientes de épocas diversas....
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