jesus de nazaret
Se acostumbraba que cuando una persona entraba a una habitación, se quitaba las sandalias en la puerta y le lavaban los pies para limpiarlo del polvo del camino. Por lo general, esta humilde tarea la efectuaba un criado, pero en aquella noche sagrada, “Jesús mismo, con Su humildad y abnegación eternas, se levantó de Su lugar en la mesa para llevar a cabo este humilde servicio”(Frederic W. Farrar, The Life of Christ, Fountain Publications, Portland, Or., 1980, pág. 557).
Jesús les dijo:
“Vosotros me llamáis Maestro, Señor; y decís bien, porque lo soy. “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”. (Juan 13:13 14 )
“El, Su Señor y Maestro, les había lavado los pies. Era una tarea amable y gentil, yasí debía ser la naturaleza de su conducta unos con los otros. El lo había hecho para enseñarles la humildad … la abnegación … y el amor” (Frederic W. Farrar, The Life of Christ, Fountain Publications, Portland, Or., 198 , pág. 559)
Durante el curso de la cena, les reveló la terrible noticia de que uno de ellos lo traicionaría, causándoles gran consternación.
Después, Jesús le dijo a Judas “Loque vas a hacer, hazlo mas pronto” (Juan 13:27). Y Judas salió de la habitación para llevar a cabo su terrible acto.
Sabiendo lo que estaba por suceder, Jesús expresó los sentimientos de su corazón a Sus once elegidos, diciendo:
“Ahora es glorificado el Hijo el Hombre, y Dios es glorificado en él …
“Hijitos, aun estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero … A donde yo voy, vosotros no podéisir.
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:31, 33-35).
Mientras estaban en aquel aposento alto, Jesús, instituyendo el sacramento de la Santa Cena, tomó pan, lo partió, lo bendijo y lo repartió a Sus discípulos, diciendo:“… Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mi”
Y luego, pasándoles la copa, les dijo:
“Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” (Lucas 22:19-20).
El Salvador oró al Padre por los Apóstoles y por todos los que creyeren:
“… Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;
“como le has dadopotestad sobre toda carne, para que de vida eterna a todos los que le diste.
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:13).
El tiempo que le quedaba para permanecer con ellos era corto. Les habló del Espíritu Santo a quien El enviaría para consolarlos y guiarlos en la verdad; les enseñó muchas cosas esa noche en aquelaposento, al tratar de prepararlos para aquello que sabia que estaba por suceder.
Se levantaron de la mesa, unieron sus voces en un himno y salieron de la habitación juntos para caminar hacia el huerto de Getsemaní y todo lo que allí les esperaba.
“Había llegado la hora terrible de Su mas profundo sufrimiento … Nada le quedaba … sino la tortura del dolor físico y … el sufrimiento mental … SosegóSu espíritu por medio de la oración y la meditación para poder hacer frente a aquella hora en que todo lo malo que hay en cl poder de Satanás se desataría implacablemente sobre el Inocente y Santo. Y debía hacer frente a aquella hora solo” (Frederic W. Farrar, The Life of Christ, Fountain Publications, Portland, Or., 1980, pág. 575).
“Mi alma”, dijo El, “esta muy triste, aun hasta la muerte”...
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