Jesus de nazareth - joseph ratzinger
• 3. EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS • 4. EL SERMÓN DE LA MONTAÑA • 5. LA ORACIÓN DEL SEÑOR • 6. LOS DISCÍPULOS • 7. EL MENSAJE DE LAS PARÁBOLAS • 8. LAS GRANDES IMÁGENES DEL EVANGELIO DE JUAN • El agua • La vid y el vino • El pan • El pastor • 9. LA CONFESIÓN DE PEDRO Y LATRANSFIGURACIÓN • 10. NOMBRES CON LOS QUE JESÚS SE DESIGNA A Si MISMO PRÓLOGO Este libro sobre Jesús, cuya primera parte se publica ahora, es fruto de un largo camino interior. En mis tiempos de juventud -años treinta y cuarenta- había toda una serie de obras fascinantes sobre Jesús: las de Karl Adam, Romano Guardini, Franz Michel Wiliam, Giovanni Papini, Daniel Rops, por mencionar sólo algunas. En ellas sepresentaba la figura de Jesús a partir de los Evangelios: cómo vivió en la tierra y cómo -aun siendo verdaderamente hombre- llevó al mismo tiempo a los hombres a Dios, con el cual era uno en cuanto Hijo. Así, Dios se hizo visible a través del hombre Jesús y, desde Dios, se pudo ver la imagen del auténtico hombre. En los años cincuenta comenzó a cambiarla situación. La grieta entre el "Jesús histórico"y el "Cristo de la fe" se hizo cada vez más profunda; a ojos vistas se alejaban uno de otro. Pero, ¿qué puede significar la fe en Jesús el Cristo, en Jesús Hijo del Dios vivo, si resulta que el hombre Jesús era tan diferente de como lo presentan los evangelistas y como, partiendo de los Evangelios, lo anuncia la Iglesia? Los avances de la investigación histórico-crítica llevaron a distincionescada vez más sutiles entre los diversos estratos de la tradición. Detrás de éstos la figura de Jesús, en la que se basa la fe, era cada vez más nebulosa, iba perdiendo su perfil. Al mismo tiempo, las reconstrucciones de este Jesús, que había que buscar a partir de las tradiciones de los evangelistas y sus fuentes, se hicieron cada vez más contrastantes: desde el revolucionario antirromano queluchaba por derrocar a los poderes establecidos y, naturalmente, fracasa, hasta el moralista benigno que todo lo aprueba y que, incomprensiblemente, termina por causar su propia ruina. Quien lee una tras otra algunas de estas reconstrucciones puede comprobar enseguida que son más una fotografía de sus autores y de sus propios ideales que un poner al descubierto un icono que se había desdibujado. Por esoha ido aumentando entretanto la desconfianza ante estas imágenes de Jesús; pero también la figura misma de Jesús se ha alejado todavía más de nosotros. Como resultado común de todas estas tentativas, ha quedado la impresión de que, en cualquier caso, sabemos pocas cosas ciertas sobre Jesús, y que ha sido sólo la fe en su divinidad la que ha plasmado posteriormente su imagen. Entretanto, esta...
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