Jesus

JESÚS DE NAZARET
Jesús no es sólo un modelo de vida sino es la raíz de los valores de la vida. El seguimiento de Jesús como don del espíritu es el conocimiento contemplativo e imitativo hacia él, va más allá del análisis y de la razón. La revelación de Cristo en nosotros, la cristología contemplativa de que hablamos, es don del Padre. Requiere en nosotros, para ser recibida como sabiduría y nosolo como ciencia, una gran pobreza de corazón y los dones del Espíritu Santo, que sopla donde quiere.
Podemos disponernos a esta revelación contemplativa de Jesús, adentrándonos con fe en el Evangelio, y disponiéndonos como discípulos a aprender lo que esta palabra nos enseña del Señor.
Por eso el Evangelio es irremplazable. Encontramos en él l cristología como sabiduría, y la imagen deCristo como mensaje inspirador de todo seguimiento. Encontramos una persona susceptible de ser imitada por amor.
Esto nos implica caer en un “Historicismo” literal en torno al Jesús del Evangelio, que olvide que nuestra imitación se refiere antes que al Cristo de la fe que transmite la iglesia está en continuidad con el del Evangelio, y a su vez garantiza la objetividad de nuestra contemplación quecon todo derecho quiere apoyarse en los Evangelios transmitidos por la iglesia como estimulo de nuestra conversación.
Cada uno de nosotros tiene una imagen del Señor. Más o menos fundada, más o menos inconsciente, formando parte de una cristología que influye en nuestro ser y en nuestro actuar cristiano.
En ésta imagen que nos hacemos de la personalidad de Jesús entra nuestro propio modo de ser,nuestra propia psicología y las formas de nuestro egoísmo. Estamos siempre en peligro de deformar, según nuestros propios condicionamientos, la personalidad del Señor. La manera de escapar a ésta tentación será la vuelta continua a la contemplación del Cristo de los Evangelios. De otra manera transformaremos la cristología en proyección personal y la praxis cristiana en ideología.
El mensaje delEvangelio sobre la personalidad del Señor nos presenta la dimensión religiosa de Jesús. Una persona profundamente ligada al padre, en comunicación con El, dependiente de su voluntad. La oración de Cristo es algo impresionante. A menudo se retiraba a orar, pasaba noches en oración.
Jesús estaba entregado eternamente al Padre. Esta entrega, expresaba constantemente en su oración transciende supropia situación personal o natural. Jesús oró, como una necesidad de su humanidad de comunicarse con su padre y de expresarle su amor. La forma de relación de Cristo con su padre es normativa y no cultural; transciende de contingencias de una época y de una forma religiosas. Este profeta, este Maestro y taumaturgo, este hombre de Dios era absolutamente asequible, las multitudes lo siguieron y loenvolvieron.
La gran paradoja de Jesús es el equilibro y en esto queda como norma inagotable del seguimiento, porque todos somos algo desequilibrados, condicionados por carácter e ideología. Tendemos a hacer del cristianismo algo o marcadamente trascendente o encarnado, tenemos que contemplar imitativamente la práctica de Jesús y esta imitación en el amor nos llevará al equilibrio, del cual él es elúnico Maestro.
Jesús es también modelo de seguimiento en la calidad de su entrega, no hizo de su pastoral algo masivo. Trato a todos y a cada uno como una persona única e irrepetible y entregó a todos el beneficio de su simpatía y amistad. Esta amistad protege a los niños, libera a la mujer y rompiendo los perjuicios de su época ofrece a los pecadores, a los lisiados, a las prostitutas, a lospublicanos, pescadores, a los recaudadores de impuestos, a los soldados, a los funcionarios, a los pobres y a los esclavos.
Otro rasgo de personalidad humana de Jesús, es la atracción de su mensaje. No basta que el mensaje que entregamos sea verdadero; es necesario que atraiga a la conversación y lleve al seguimiento, como en el caso de Jesús.
Resulta bastante asombroso el impacto y la atracción...