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El belicismo del discurso histórico en la información política
Debate sobre Medios de Comunicación Social y Violencia Política /  Terrorismo
Fundación Sabino Arana, Bilbao, 2 de julio de 1998
En su investigación sobre la construcción periodística de ETA[1], Antoni Batista sostiene que el amplio consenso con que los medios de comunicación hablan no ya sobre ETA, sino contra ETA, no se debetanto a la existencia de directrices concretas del gobierno o de la dirección de cada medio, como suele juzgarse desde posiciones abertzales, sino a "una asunción personal, ética, del colectivo periodístico ante el terrorismo": "en la mayoría de los casos la consigna es innecesaria porque el periodista, desde su consciencia, se sitúa al otro lado del terrorismo". Y este "acuerdo genérico" entrepolíticos y periodistas no se da sólo entre quienes se posicionan contra ETA, sino también entre quienes lo hacen a favor del Movimiento de Liberación Nacional Vasco. En uno y otro caso, la censura explícita es reemplazada por convicciones y creencias personales que actúan como autocensura, ya que pesan más que las consideraciones razonables propias del debate público democrático.
Como a él, mepreocupa constatar que este apoyo mediático ha favorecido "la dramática prolongación de la violencia". Y, con la intención de contribuir a su finalización, quiero llamar la atención sobre algo que considero que lo alimenta: esta autocensura es el fruto de la asimilación de una determinada versión del pasado, de un discurso histórico, que condiciona las explicaciones del presente. De las formas deexplicar el pasado se deriva un tratamiento informativo de los conflictos políticos que fomenta posturas dogmáticas y exluyentes, en lugar de favorecer un debate democrático sobre la pluralidad de opiniones  y opciones existentes.
Ciertamente, la definición de noticia está determinada en buena medida por la definición de lo que hemos aprendido a considerar hecho histórico. Los protagonistas de loshechos históricos son los referentes con los que los periodistas seleccionan a los protagonistas de las informaciones políticas que, por su parte, identifican los personajes históricos con los modelos que orientan sus actuaciones: comportarse como aquellos héroes les puede conducir de la gloria efímera de las informaciones de actualidad, a la eternidad de los libros de historia. Las explicaciones delpasado operan, por tanto, como matrices de las informaciones, las opiniones y las opciones políticas.
Es verdad que los distintos planteamientos políticos apelan a distintas versiones históricas. Pero, más allá de las discrepancias, comparten coincidencias fundamentales. Los protagonistas de los libros de historia, o los protagonistas de las noticias, no son las diversas mujeres y hombres queforman las sociedades, sino sólo una parte reducida formada casi exclusivamente por varones adultos que, o bien ejercen el poder político, o bien se enfrentan por acceder a él y detentan el poder de la oposición. Los periodistas políticos, al focalizar a los colectivos que se sitúan hoy en este juego, y, más aún, al restringir su atención a aquellas fuentes más benevolentes con unos u otros, colaborana empobrecer el debate público al reducirlo a las disputas entre unos grupos que aparecen legitimados como portavoces del conjunto de la sociedad.
Esta matriz histórica condiciona que, como señala en su intervención el señor González Mateos[2],  "tanto el lenguaje utilizado como la simplificación de los hechos sobre los que se informa configure un verdadero género periodístico "bélico", deconfrontación, que lejos de contribuir a la comprensión de fenómenos complejos, distancia las posiciones enfrentadas".
Pero lo grave, desde mi punto de vista, no es sólo que ese "ruido informativo" alimente la confrontación, y que esta confrontación se traslade al conjunto diverso de mujeres y hombres, a la sociedad. Lo más grave es que esta forma de plantear el problema es ineficaz por anacrónica:...