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Pero ahora, con un sentimiento de derrota a cuestas, Negrete no puede recordar nada de esos festejos y de esa alegría. Sus compañeros de equipo, aunque con un poco de tristeza por la derrota en la final, van festejando y brindando por su gran actuación en el torneo. Y es que un segundo lugar no es poca cosa. Después de décadas enteras defrustraciones y actuaciones mediocres de la Selección Mexicana en los Campeonatos Mundiales, por primera vez se obtuvo la satisfacción de saber que se jugó al nivel de los grandes, de que se dejó todo en la cancha. Por eso Chávez y Medina brincan por los pasillos del avión y López empieza a repartir cervezas entre todos los jugadores. “Anda Negrete, brindemos por el golazo que les metiste a losingleses”, le dice Morales mientras le alcanza una lata de cerveza. Él, esquivo, aduce un mareo por la altura del avión y cierra los ojos intentando dormir mientras vuela a cinco mil metros sobre el Golfo de México
Al recordar aquel gol, Negrete alcanza a esbozar una ligera sonrisa pero rápidamente esta es apagada por el fantasma de su error en el partido final. Piensa que cambiaría ese hermosogol (el mejor de su carrera sin duda) o todos los que anotó en el torneo, por haber tenido mejor puntería en su duelo frente al portero español. Su falla les costó el triunfo y el campeonato que por primera vez sintieron tan cercano.

Es por eso que él no puede entender porque sus compañeros celebran una derrota. Encerrado en su asiento, empieza a sentir un poco de ira contra ellos. Y en vez deunirse a la celebración en el avión, se arrincona y mira por la ventanilla como las luces de la Ciudad de México parecen formar un inmenso lago.

En el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, una multitud de miles de mexicanos está esperando el avión de “el tricolor”. Los jugadores de futbol han sido colocados en la categoría de héroes nacionales. Y se les espera para celebrarlos y honrarloscon el mayor homenaje que un jugador pueda merecer.

Al salir del avión, flashes lo inundan y ciegan y Negrete tiene que forzar una sonrisa y saludar a los fanáticos que lo han ido a recibir. Ellos cargan banderas nacionales, fotografías y carteles con su imagen y un grupo a lo lejos muestra una gran manta con su imagen al momento de anotar el gol que les dio el pase a la final.

“Si almenos hubiera tenido otra oportunidad”, piensa Negrete nuevamente torturándose. Pero en ese último partido, dos defensas españoles lo marcaron personalmente y en el mismo instante que tocaba el balón se veía atacado por dos pares de piernas que más de una vez terminaron estrellándose contra las suyas. Así que el único tanto del equipo mexicano fue anotado por Hernández casi al final de la segundamitad del partido. Y ya no hubo oportunidad de buscar un segundo gol que empatara las cosas y diera paso al tiempo extra donde buscar la victoria. Además, ese día, desde el instante que pisó la cancha, tuvo la sensación de que iba a repetir una historia ya sucedida. Al momento de entrar al campo, Negrete se persignó como siempre e hizo una oración personal a su Dios. Él siempre ha sido un hombre deritos. Pero en esa ocasión, su rezo no le trajo la seguridad que siempre le había proporcionado. Por primera vez sintió que sus palabras no eran escuchadas por nadie, como si su Dios se encontrara ausente. También tocó el amuleto que en todos los partidos cuelga de su pecho y que siempre le ha traído buena fortuna, pero aquel día lo sintió como un simple pedazo de piedra. No eran nervios ni...