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Páginas: 9 (2053 palabras)
Publicado: 14 de mayo de 2013
La Nariz
Ryunosuke Akutagawa
No hay nadie, en todo Ike-no-wo, que no conozca la nariz de Zenchi Naigu. Medirá unos
16 centímetros, y es como un colgajo que desciende hasta más abajo del mentón. Es de
grosor parejo desde el comienzo al fin; en una palabra, una cosa larga, con aspecto de
embutido, que le cae desde el centro de la cara.
Naigu tiene más de 50 años, y desde sus tiempos denovicio, y aun encontrándose al frente
de los seminarios de la corte, ha vivido constantemente preocupado por su nariz. Por cierto
que simula la mayor indiferencia, no ya porque su condición de sacerdote "que aspira a la
salvación en la Tierra Pura del Oeste" le impida abstraerse en tales problemas, sino más
bien porque le disgusta que los demás piensen que a él le preocupa. Naigu teme laaparición
de la palabra nariz en las conversaciones cotidianas.
Existen dos razones para que a Naigu le moleste su nariz. La primera de ellas, la gran
incomodidad que provoca su tamaño. Esto no le permitió nunca comer sólo, pues la nariz se
le hundía en las comidas. Entonces Naigu hacía sentar mesa por medio a un discípulo, a
quien le ordenaba sostener la nariz con una tablilla de unos cuatrocentímetros de ancho y
sesenta y seis centímetros de largo mientras duraba la comida. Pero comer en esas
condiciones no era tarea fácil ni para el uno ni para el otro. Cierta vez, un ayudante que
reemplazaba a ese discípulo estornudó, y al perder el pulso, la nariz que sostenía se
precipitó dentro de la sopa de arroz; la noticia se propaló hasta llegar a Kyoto. Pero no eran
esas pequeñeces laverdadera causa del pesar de Naigu. Le mortificaba sentirse herido en su
orgullo a causa de la nariz.
La gente del pueblo opinaba que Naigu debía de sentirse feliz, ya que al no poder casarse,
se beneficiaba como sacerdote; pensaban que con esa nariz ninguna mujer aceptaría unirse
a él. También se decía, maliciosamente, que él había decidido su vocación justamente a raíz
de esa desgracia. Peroni el mismo Naigu pensó jamás que el tomar los hábitos le aliviara
esa preocupación. Empero, la dignidad de Naigu no podía ser turbada por un hecho tan
accesorio como podía ser el de tomar una mujer. De ahí que tratara, activa o pasivamente,
de restaurar su orgullo mal herido.
En primer lugar, pensó en encontrar algún modo de que la nariz aparentara ser más corta.
Cuando se encontraba solo,frente al espejo, estudiaba su cara detenidamente desde
diversos ángulos. Otras veces, no satisfecho con cambiar de posiciones, ensayaba
pacientemente apoyar la cara entre las manos, o sostener con un dedo el centro del mentón.
Pero lamentablemente, no hubo una sola vez en que la nariz se viera satisfactoriamente más
corta de lo que era. Ocurría, además, que cuando más se empeñaba, más largala veía cada
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vez. Entonces guardaba el espejo y, suspirando hondamente, volvía descorazonado a la
mesa de oraciones. De allí en adelante mantuvo fija su atención en la nariz de los demás.
En el templo de lke-no-wo funcionaban frecuentemente seminarios para los sacerdotes; en
el interior del templo existen numerosas habitaciones destinadas a alojamiento, y las salas
de baños sehabilitan en forma permanente. De modo que allí el movimiento de sacerdotes
era continuo. Naigu escrutaba pacientemente la cara de todos ellos con la esperanza de
encontrar siquiera una persona que tuviera una nariz semejante a la suya. Nada le
importaban los lujosos hábitos que vestían, sobre todo porque estaba habituado a verlos.
Naigu no miraba a la gente, miraba las narices. Pero aunque las habíaaguileñas, no
encontraba ninguna como la suya; y cada vez que comprobaba esto, su mal humor iba
creciendo. Si al hablar con alguien inconscientemente se tocaba el extremo de su enorme
nariz y se le veía enrojecer de vergüenza a pesar de su edad, ello denunciaba su mal humor.
Recurrió entonces a los textos budistas en busca de alguna hipertrofia. Pero para
desconsuelo de Naigu, nada le decía...
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