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BAJO EL SIGNO DE LOS ANTIVALORES
Por RAMON DE ZUBIRIA

(Tomado de la revista Diners)

Cuando los historiadores del futuro vuelvan los ojos sobre la segunda mitad de este siglo que acaba, unode los vocablos más recurrentes que utilizaran para fijar sus perfiles será indudablemente la palabra cambio, no evolución, sino cambio. Y cambio radical.
Se verá, entonces, con meridiana claridad,como todo el repertorio de tradiciones y normas, de formas de relación, de valores y principios que hasta la primera mitad de nuestra centuria sirvieron de pauta conceptual y de conducta a loshombres, se derrumbó con aparatosa celeridad, en un proceso que, por su velocidad, parecía responder a una urgencia furiosa, a una oculta consigna de arrasarlo todo, para abrir paso a una nueva etapahistórica.

A los filósofos de la historia, a los sociólogos, en particular, corresponderá la tarea de desentrañar los móviles de esta profunda transformación. Algunos, por su acusada notoriedad, han sidoya identificados. Ejemplo: la crisis de la fe, que, al producirse, echó por tierra todo el andamiaje ético de la religión, y dejo expedito el camino a la sociedad permisiva y los diversosmovimientos libe racionistas que siguieron.
En todo caso, entre los rasgos diferenciales de ese cambio seguramente habrá de señalarse, por lo sorprendente, el que arriba anotamos; el de su radicalidad, porhaber sido cambio de raíz, sin matices ni términos medios, con un movimiento pendular tan extremado que de un polo se pasó al otro polo, produciendo, como consecuencia, la transmutación de los antiguosvalores (lo que Petrarca llamaba “l,antica virtu”), por los antivalores que hoy prevalecen en nuestros días. Porque, en efecto, al presente, más que de valores parecemos vivir bajo el signo de losantivalores, de cuanto en el pasado mereció rechazo por su carácter negativo frente a las concepciones idealistas que tenía la sociedad.
A modo de ilustración, y para mayor esclarecimiento de los...