Jonas
/Jon/01/01-04: El libro de Jonás se abre con una fórmula profética
clásica y solemne: «El Señor dirigió la palabra a Jonás, hijo de
Amitay». Es el mismo Señor que se dirigió, de manera semejante, a
Isaías, Jeremías... para encomendarles un mensaje. El lector que abre
este libro se siente muy pronto en ambiente y sabe qué tiene ante los
ojos. Pero, alseguir leyendo, puede enseguida experimentar un
sentimiento de extrañeza, porque no se trata aquí de un oráculo, sino
de un relato, forma atípica en la profecía. Y la extrañeza llegará a
inesperado escándalo al leer que este hombre es un profeta rebelde
que hace lo contrario de lo que se le manda.
JONAS/QUIEN-ERA: Se ha intentado identificar a este personaje
original y fantástico. ¿Quiénera Jonás? El autor utiliza una figura que
aparece en los libros narrativos, para hacer un cuento con mano
maestra. El nombre de Jonás Ben Amitay sería en castellano algo así
como «Paloma, hijo de Berat», tipo de fantasía que se convierte en el
primer «Colón» de la historia -Colombo, paloma-, que va a emprender
un arriesgado viaje en barco, primero de superficie, y después en elsubmarino de la ballena, adelantándose a Julio Veme.
A Jonás se le ordena: «Levántate y vete a Nínive, la gran metrópoli,
y proclama en ella que su maldad ha llegado hasta mí» (1,2). Ya este
mandato resulta a primera vista extraño. Lo profético sería mandarle al
reino del norte, presentarse al rey o a los príncipes y anunciar.... pero
dentro del territorio nacional del pueblo escogido. Si sele manda a la
pagana Nínive, debería ser como mensajero de un oráculo de condena
por su maldad, como otros oráculos del AT. El tema de los pecados de
Nínive explica algo, porque parecen reclamar a alguien que denuncie
esa maldad que ha subido hasta Dios.
Jonás se levantó, pero, en vez de ir, huyó; y en lugar de ir a Nínive,
se dirigió en dirección a Tarsis, al contrario de lo que se lehabía
mandado. Aparece desde el principio como un antiprofeta. ¿Por qué
esa actitud de Jonás? El narrador se cuida de insinuarlo procediendo
con extraordinaria finura, en un relato breve pero denso, lleno de
alusiones y juegos de correspondencias o antítesis, explotando hasta
agotarlo el significado de las palabras.
Los autores antiguos hablan por su cuenta de los motivos de la
huida,pero el autor no quiere decir nada todavía. Un lector bíblico lee
cualquier texto dentro de una mentalidad hecha de otros textos que
conoce. En esos textos se habla de huir de la presencia del Señor con
las expresiones de «subir» o «bajar». Hay dos textos clásicos. Uno se
encuentra en el capítulo 9 de Amós, donde se habla también de un
conato de huida hasta el extremo de oriente,resultando, sin embargo,
imposible la huida del Señor. El otro texto se lee en los salmos.
Conocemos la fuga de un profeta anónimo que no interesa aquí (1
Reyes, 13). Es muy importante y clásica la fuga de Elías huyendo de
Jezabel a través del reino del sur y del desierto, hasta llegar a
Berseba. Esta fuga de Elías está pesando en el autor del libro de
Jonás; pero, mientras que la fuga deElías termina en un encuentro
con Dios sobre el monte Horeb, ¿terminará la fuga de Jonás también
en un encuentro con Dios? Jonás puede huir de la presencia cúltica,
puede apartarse del templo, pero ¿puede huir verdaderamente de la
presencia del Señor?
Hay un dato interesante que nos presenta el autor en su pretendido
juego de palabras, y recae sobre el verbo «bajar». En su sentido
propio,la palabra está condicionada por la configuración orográfica de
Palestina. Jerusalén está a 700 m. sobre el nivel del mar. Dirigirse de
Jerusalén a Jafa es bajar. Pero, a lo largo del relato, esta palabra bajar
se va tiñendo de valor simbólico. El mismo juego y simbolismo se da,
antitéticamente, en la palabra subir.
Jonás inicia una primera bajada a la costa. Desde el muelle del...
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