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podía dormir en la oscuridad, por el miedo congénito de los nobles criollos
de ser asesinados por sus esclavos duranteel sueño... Los sentía deslizarse
con pasos de tigre por los corredores, desnudos y embadurnados de grasa de
coco para que no pudieran atraparlos... (García Márquéz, 1994:55)
La inversión depapeles en el hogar del marqués subvierte el discurso oficial incluso por medio del silencio y la pasividad: aquellos que son libres física
y jurídicamente se encuentran psíquica y emocionalmentesometidos. El estatus privilegiado de los unos implica la correspondiente degradación de los otros
idealmente, mas la realidad se trastoca y los degradados obtienen la posición de
poder sobre aquellosquienes supuestamente deben detentar el poder.
El discurso religioso y la voz impugnadora
El discurso religioso presenta diferentes facetas, como la de los sacerdotes
que enfrentan dudasexistentes en sus conciencias, relacionadas con su misión
evangelizadora en América y la creencia en su Fe. El obispo Toribio de Cáceres
y Virtudes, un anciano de 76 años, desengañado de los resultados dela evangelización en el Nuevo Mundo reconoce el fracaso de su misión:
“Ella [España] piensa que habeís caído en una trampa de Satanás”, dijo
el virrey. “No sólo nosotros, sino la España entera”,dijo el obispo.“Hemos
atravesado el mar océano para imponer la ley de Cristo, y lo hemos logrado
en las misas, en las procesiones, en las fiestas patronales, pero no en las
almas”. Habló deYucatán, donde habían construido catedrales suntuosas
para ocultar las pirámides paganas, sin darse cuenta de que los aborígenes
acudían a misa porque debajo de los altares de plata seguían vivos sussantuarios”. (García Márquez, 1994:138).
Las diferencias ideológico-religiosas del padre y bibliotecario, Cayetano
Delaura, y Josefa Miranda, la abadesa del convento de Santa Clara, son evidentes....
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